Desde antes de nacer, cargamos con las expectativas que se generan con nuestra existencia. Así, desde nuestros padres y nuestras familias somos programados para ser la respuesta a muchos de sus conflictos existenciales, para suplir carencias, vacíos, o para lograr lo que ellos no pudieron, etc.
Desde nuestro amor infantil intentamos a toda costa ser como otros esperan, especialmente nuestros padres, pues de ellos depende nuestra supervivencia.
Y si no nos volvemos conscientes de estos programas, los llevamos puestos ya siendo grandes, y DESDE ALLÍ nos relacionamos y actuamos en nuestra vida, alejado de quienes realmente somos. Lo cual nos llena de insatisfacción.
Hasta que aparece al fin una crisis existencial! que tanto le tememos y es nuestra salvación!
Es una oportunidad de revisar, de darse cuenta de nuestra programación, de nuestros automatismos a la hora de vivir nuestra existencia.
Es la manera que podemos darnos cuenta y regresar a casa, a nuestro corazón, para vivir en coherencia con lo que realmente vinimos a hacer aquí: recordar que somos Amor, uno con el Creador.
Claro que soltar esas fidelidades inconscientes, no será nada fácil. Pues habrá que hacerse cargo de asumir la culpa de dejar de ser lo que los otros esperan o necesitan que seamos porque así les conviene o resulta útil, para ser quien soy auténticamente.
Un camino necesario si queremos vivir plenamente nuestra existencia.
Por ello, perder las referencias, entrar en crisis, sentir vacío interior, es lo mejor que puede pasarnos para recordar quienes somos en verdad! recordar nuestro SER ORIGINAL (esa parte que está en sintonía con la Fuente Original, con el Creador que es puro Amor).
Claro está, con consciencia de si, auto observación y sabiéndonos guiados por este Ser que es nuestro sabio interior, nuestra guía de retorno a casa: al Amor de Dios.
Con agradecimiento y honra por todos aquellos que nos precedieron, pues ellos también fueron programados de la misma manera, y nos han dado lo mejor que pudieron según su estado de consciencia.
La ACEPTACIÓN es CLAVE para la TRANSFORMACIÓN.
Pues todo lo experimentado ha sido lo que necesitamos para DESPERTAR y recordar nuestro Origen: “Todos ustedes son Hijos de la luz” 1Tes 5,5
Quedarse presos en el automatismo nos llevará a seguir en la insatisfacción.
No nos asustemos cuando aparezca el miedo, el dolor, lo denso. Recibirlo, aceptarlo, asumirlo, en contacto con nuestro Ser, el Espíritu Santo y puro que habita en nuestro interior, y nos recuerda que no soy eso que creí que era, que soy mucho más que esos programas “desde donde” he venido viviendo hasta hoy.
ACEPTAR y ASUMIR LO QUE SIENTO es la puerta hacia el recuerdo y encuentro con nuestro verdadero SER, nuestra parte sabia, pura y amorosa.
Para meditar
El mayor acto de amor a uno mismo es ACEPTACIÓN. Lo cual implica no juzgarse, pues cada vez que me juzgo es que algo no estoy aceptando en mi, algo que me duele y en vez de aceptar que me duele, me juzgo. Juzgamos cuando en vez de escuchar la voz de la verdad, del amor, escuchamos la voz de la mentira, del ego.
Es la ACEPTACIÓN, la HONESTIDAD con nosotros mismos, lo que nos permite liberarnos de las ataduras que nos impiden ser el/la que soy.
Traquil@s… disponibles y cooperando con la Vida como es, rindiendo el ego al Ser que quiere expresarse, en una abrazo íntimo que abarca todo, encontramos paz.
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Cuando se comprende la diferencia entre lealtad y fidelidad..empezamos a comprender que la única lealtad es conmigo mismo…los demás son referentes externos en que por amor ciego… prometemos inconscientemente hacer lo que ellos hicieron…nunca nos enseñan que puedo hacer las cosas a nuestra manera…