Aprendiendo el Arte de la Auto-Observación

Aprendiendo el Arte de la Auto-Observación

Despertar para “VER”

“El único propósito de la vida humana es encender una luz en las tinieblas del mero existir”  Carl G. Jung

Despertar y crecer es un proceso que nos conduce a estar en paz con uno mismo, con los otros, con la vida, con nuestro Creador.

Y todo parte de volvernos conscientes de quién soy, de dónde vengo y adónde voy.

Anthony de Mello, su libro “Despierta” nos habla sobre esto:

“Espiritualidad significa despertar. La mayoría de las personas están dormidas, pero no lo saben. Nacen dormidas, viven dormidas, se casan dormidas, tienen hijos dormidas, mueren dormidas sin despertarse nunca. Nunca comprenden el encanto y la belleza de esto que llamamos la existencia humana, pero lo trágico es que la mayoría de las personas nunca llegan a darse cuenta que todo está bien, porque están dormidas. Tienen una pesadilla”.

Esta historia es sobre un caballero que llama a la puerta de la habitación de su hijo y dice:
– Jaime, ¡Despierta!
Jaime responde:
– No quiero levantarme, papá.
El padre grita:
Levántate, tienes que ir a la escuela.
– No quiero ir a la escuela.
– ¿Por qué no?
– Por tres motivos: el primero, porque es aburrido; el segundo, porque los niños se burlan de mí; y el tercero, porque odio la escuela.
– Bien, voy a darte tres razones por las cuales DEBES ir a la escuela – replica el padre: la primera es porque es tu deber; la segunda, porque tienes cuarenta y cinco años y la tercera, porque eres el director.

Lo primero que se necesita para despertar la consciencia es saber que se está dormido.
El hecho de comprender que se está dormido es algo muy difícil, porque normalmente todas las personas están muy convencidas de que están despiertas.
Cuando un hombre comprende que está dormido, entonces inicia el proceso del despertar.
Ahora bien, ¿qué significa estar despiertos?

Los seres humanos NO vivimos en un mundo tal como todos creemos, sino que nos relacionamos constantemente entre 2 mundos.
Y ¿cuáles son estos dos mundos?
Nos encontramos ante dos mundos: el exterior y el interior.
Y estos dos mundos, interno y externo, son verificables experimentalmente.
Nuestro trabajo será entonces, aprender a observar cada uno de estos dos mundos.

El mundo externo es percibido por los sentidos de percepción externa; el mundo interno sólo puede ser percibido mediante la auto-observación interna.
En la observación la atención es orientada hacia afuera, hacia el mundo externo, a través de las ventanas de los sentidos.
Cada uno de nosotros con nuestros 5 sentidos podemos percibir el mundo externo.
Pongámoslo en práctica: con la vista percibimos objetos, formas.
Con el oído captamos sonidos, ruidos, quizá una música, o un automóvil.

Con el gusto captamos los sabores amargos, dulces de nuestra boca.

Con el tacto podemos tomar conciencia de nuestra ropa, del sillón en el cual estamos sentados.
Con el olfato captamos los olores del medio ambiente.

Pero, ¿podemos ver o tocar nuestros pensamientos, o emociones?
No, ya que estos no pertenecen al mundo externo, sino a nuestro mundo interno.
Pensamientos, ideas, emociones, anhelos, esperanzas, desengaños, etc., son interiores, y sin embargo son para nosotros más reales que la mesa del comedor o los sillones del living.

En nuestro Mundo Interno, ese nuestro mundo secreto, amamos, deseamos, sospechamos, bendecimos, maldecimos, anhelamos, sufrimos, gozamos, somos defraudados, premiados, etc.
Cuanto más exploremos este “Mundo Interno” que podríamos llamar “Uno Mismo”, tanto más comprenderemos que vivimos simultáneamente en dos mundos, el exterior y el interior; y que ambos están íntimamente relacionados entre sí. El exterior es un reflejo del interior, se nos espeja.

Del mismo modo que aprendemos a caminar en el “mundo exterior”, para no caer, no perderse en las calles de la ciudad, seleccionar sus amistades, no asociarse con perversos, cuidarse, etc., así también aprendemos a caminar en el “Mundo Interior”, el cual es explorable mediante la técnica llamada: auto-observación de sí mismo.

En la auto-observación de si mismo, la atención es orientada hacia dentro. Poner orden en nuestra casa interior (a veces des-ordenada ) es vital, cuando se desea iniciar un camino de liberación interior, porque no se es feliz.

Quien no se conoce a si mismo es víctima de las circunstancias. Por ejemplo, si no aprendemos a observar la ira, la bronca, la tristeza, quedamos atrapados en ello.
Con una actitud interior apropiada podemos aprender a transformar esas emociones densas.
No importa cuan hermosos sean los acontecimientos externos de la vida, si no nos encontramos en tales momentos en el estado interior apropiado; los mejores eventos pueden parecernos monótonos o aburridos.
Por ejemplo, alguien aguarda con ansiedad su fiesta de bodas, es todo un acontecimiento, pero podría suceder que estuviese tan preocupado en el momento del evento, que realmente no disfrute de ello y que todo aquello se tornase tan árido y frío como un simple protocolo.

Muy pocas son las personas que saben vivir con coherencia, combinar conscientemente el evento externo con el estado interno apropiado; y así lloran cuando deben reír y ríen cuando deben llorar.
Si observamos en una fiesta, no todos gozan verdaderamente, nunca faltan los aburridos en el mejor de los festejos.
La persona “despierta” puede estar alegre, pero no lleno de loco frenesí; triste pero nunca desesperado y abatido.

Existir conscientemente depende exclusivamente de la calidad de los estados interiores.
Y para lograrlo tenemos que transitar el camino superando los obstáculos de nuestros traumas no resueltos, conflictos, duelos, etc.

Todos los días vemos personas que no solamente son infelices, sino que además – y lo que es peor – , hacen también amarga la vida de los demás.
Y por más que vivan de fiesta en fiesta; la enfermedad psicológica la llevan en su interior.
Quienes aprenden a conocer e iluminar su mundo interno, van por el camino de liberación, del encuentro verdadero consigo mismo, con la verdad de quien soy: un Ser unido al Creador.
Y esto se logra a partir de la auto-observación, que se dirige hacia lo que está sucediendo en nuestro mundo interior, y es algo positivo, activo.

Claro que cuando comenzamos esta práctica primeramente nos vamos a encontrar con nuestros aspectos menos trabajados, menos crecidos.
Veamos este ejemplo: si alguien nos resulta antipático, uno advierte la multitud de pensamientos que se acumulan en la mente, el grupo de voces que hablan y gritan des-ordenadamente dentro de uno mismo, lo que están diciendo, las emociones des-agradables que surgen en nuestro interior, el sabor des-agradable que todo esto deja en nuestra psiquis, etc., etc., etc.

Obviamente en tal estado nos damos cuenta también de que interiormente estamos tratando muy mal a la persona a quien tenemos antipatía.
Y para poder ver todo esto se necesita de una atención dirigida intencionalmente hacia adentro de sí mismo; no desde una atención pasiva. La observación de sí es un acto consciente.

Los pensamientos y las emociones son lo observado y nosotros, como un extranjero de sí, somos los observantes de aquello que nos recorre en el mundo interior.
Así, aprendemos a detectar lo disfuncional, lo insano, que está dañándonos.

Y para poder observarse internamente de verdad y sinceramente, hacemos esta división operativa:

El Observador y Lo Observado.
Dividimos para luego poder unir, integrar y ver algo nuevo; des-cubrir-nos. Sin hacer esta división, es evidente que nunca daríamos un paso adelante en la Vía maravillosa del Auto-Conocimiento y el Despertar.

¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no se conoce a si mismo?; ¿Cómo podría conocerse a si mismo quien nunca se ha observado internamente?;
¿De qué manera podría alguien auto-observarse si no se divide previamente en Observador y lo Observado?

El verdadero conocimiento que realmente puede originar en nosotros una verdadera transformación tiene como origen la auto-observación directa de uno mismo.
A través de esta técnica podemos ver dentro de si mismos, todo ese tren de pensamientos, emociones, deseos, pasiones, comedias privadas, dramas personales, elaboradas mentiras, discursos, excusas, etc.

La observación de si mismo permite que penetre un rayo de luz en nuestro interior.
Podemos preguntarnos: ¿qué estoy diciendo?; ¿qué estoy haciendo?, ¿qué es lo que quiero con esto?
Cuando uno de verdad quiere conocerse a si mismo, practicando la auto-observación puede conocer las diferentes “partes oscuras o sombras” que están en nuestra personalidad, y tapan la luz interior que nos habita.

Ciertamente jamás podríamos conocernos a si mismos, sin la auto-observación seria y profunda.
Este tipo de trabajo es interno, pero parte de observarnos en lo externo, en nuestros vínculos.

Solo cuando estamos alertas y vigilantes podemos auto-descubrimos.
La vida cotidiana es una escuela maravillosa; a través de nuestros vínculos podemos descubrir esas “sombras” que cargamos en nuestro interior, y nosotros elegimos si queremos sanarlas para poder brillar y ser felices.

Cualquier contrariedad puede conducirnos, mediante la auto-observación íntima, al descubrimiento de esas partes oscuras, ya sean éstas de envidia, celos, ira, codicia, sospecha, calumnia, lujuria, etc. Y esto es el punto de partida que nos permite sanar y liberarnos.

A medida que el sentido de auto-observación siga su desarrollo mediante la práctica continua, nos iremos haciendo cada vez más capaces de percibir en forma directa aquellas partes que desconocemos de nosotros mismos.
Y también la auto-observación nos permitirá ver los resultados al sentir cada vez más paz.

La Auto-Observación íntima es fundamental para el cambio verdadero. Mirarse internamente y preguntarse:

-¿Cuál es mi estado psicológico al levantarte?
-¿Cuál es mi estado de ánimo durante el desayuno?
-¿Estuviste impaciente con tu esposo/a?
-¿Por qué estuviste impaciente?
-¿Qué es lo que siempre te molesta?, etc.

Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos estos pequeños detalles de la vida cotidiana, casa, trabajo, amigos; aquello que uno piensa, siente y hace.
Cada uno de nosotros se encuentra en una determinada etapa y no podemos crecer y avanzar, a menos que descubramos todo aquello que vive dentro nuestro y aún des-conocemos.

A medida que nosotros perseveramos en la auto-observación de si mismos, este hábito se irá desarrollando progresivamente.
Si estamos alertas, incuestionablemente nos descubrimos; y los momentos más críticos de nuestra vida son los más favorables para el conocimiento de uno mismo.

La vorágine de la vida cotidiana suele devorarnos; pero podmeos luchar contra la pasividad y “recordar” quienes somos en verdad: “el Hijo de Dios, creados a SU semejanza”.

La palabra “recordar” deviene de cordio = corazón; de manera que, en un sentido profundo, re-cordar alude a volver a ligar al corazón algo que había quedado desligado de él.
Esto nos cambia la manera de ver el mundo, de vernos a nosotros mismos, jugando los distintos roles en esta obra de teatro que es la Vida.

Así como la oscuridad es consecuencia de la menor percepción de la luz; cuando somos capaces de despejar el camino para ese amor-felicidad que somos naturalmente, encontramos que el dolor es la ausencia de la percepción del amor-felicidad, el olvida de nuestra verdadera identidad.

La vida es, en sí, un puro gozo y tu eres amor-felicidad. Aprendamos a vivir el instante presente, donde radica el poder de conectar con la Verdad de nuestro Ser, uno con Dios.
Nuestras mentes deben estar siempre alertas, en plena atención, libres de prejuicios, preconceptos, a fin de ser realmente receptivas de la Verdad que quiere manifestarse.

El pasado es pasado, y ya dio sus frutos. Necesitamos comprender la profunda significación del momento en que vivimos: el aquí y ahora.

Con observar todo esto ya estamos dando un gran paso para nuestro despertar.

Es esencial observar sin juzgar, y entregar todo al Ser que es uno con Dios, para que nos libere desde la Fuente.

Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver implica humildad.

«Señor, que vea». Lc 18,41

Desarrollar la capacidad de autoobservarse nos permite autocontenernos y esto es parte del amor.
María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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Anónimo
Anónimo
19 mayo, 2011 1:05 pm

simplemente, me encantó!
Dana

María Guadalupe Buttera
16 febrero, 2010 6:06 pm

¡Que así sea FER! que los seres humanos "veamos" la verdad y sintonicemos con ella!
¡Luz! ¡mucha Luz para vos!! =)
gracias x estar ahi y escribir!

Fernanda
16 febrero, 2010 5:44 pm

¡Qué hermoso esto, María! Gracias por otro regalo para el alma que nos brindás a quienes te leemos.
¿Qué nos pasará a tantos adultos que dormimos por tanto tiempo pensando que ese amor-felicidad que somos y que estamos llamados a vivenciar, como vos bien decís, de momento en momento,sólo llegará si encontramos esas cosas que tanto deseamos creyendo que nos traerán lo que ya está en nuestro ser?
¡Cuánto ayudan los mensajes del mundo material exterior en obnubilarnos e impedir que nos conectemos con esa esencia luminosa de puro gozo que todos tenemos en nuestro interior! Este es un mensaje que debemos enseñar a nuestros hijos, aunque los chicos lo saben y están muy conectados con esta Verdad de nuestra condición humana, aún en circunstancias externas desfavorables.
Yo me uno de corazón, "en espíritu y en verdad", a tu plegaria: "Señor, que yo vea." Amén.
Cariños de Fer.

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