El ego nos engaña de manera muy sutil, no obstante hoy tenemos herramientas para poder darnos cuenta y no quedarnos en el enredo de echar la culpa afuera y creernos victima de la situación, creyendo que nada tengo que ver en el asunto.

Meditemos esta creencia del ego:

Crees que lo que piensas es ineficaz y no tiene impacto en lo que experimentas.

En una sesión de unión con una compañera para practicar la mirada desde la Luz, pudimos ver una situación donde, en lugar de mirarla desde el Ser, esa parte nuestra sabia, amorosa, gentil con uno mismo y con el otro, la mirada que Jesús nos enseñó; la miramos desde el ego, juzgando lo que ocurre.

Parece algo simple, sin embargo, esconde el deseo inconsciente de juzgar la situación y juzgar al hermano implicado en ella. Y más profundo aún es querer estar lejos de Dios y usurpar Su poder.

Pretender estar lejos de Dios y usurpar Su poder es un deseo oculto del ego.

Escuchando juntas la Voz del Amor, nos enseña que aceptemos lo que ocurre, y nos detengamos a mirar hacia adentro, con paciencia, qué pensamientos y creencias se esconden debajo de esta experiencia concreta.

Cuando los pensamientos no son mirados desde la Luz del Ser, los proyectamos hacia afuera, hacia otros, juzgándolo todo. Es como escupir al cielo, sin hacernos cargo de nada. ¡Pero resulta que estos pensamientos tienen poder! y la escupida nos cae luego en la frente! Y no se trata de castigo sino de lógica universal, pues todo está relacionado.

Esto es esencial darnos cuenta: con pensamientos falsos fabricamos, y con pensamientos correctos, creamos con el Creador, uniendo nuestra voluntad a Su Voluntad.

Cuando reaccionamos sin detenernos a mirar, esto es la voluntad del ego.

Consciencia de unidad

Desde la reacción del ego, vimos cómo aquello que juzgamos en el hermano como “error”, nos toca luego, experimentarlo nosotros mismos. Creemos falsamente que al proyectar afuera nos vamos a liberar, ¡pero es al revés! nos condenamos nosotros mismos a experimentar lo que juzgamos en el otro. Es como si la mano izquierda pretendiera juzgar lo que hace la mano derecha, en vez de ver la unidad en un organismo más grande.

Entonces, comprendimos que tenemos que estar muy atentos a los pensamientos, y mirarlos con nuestro Ser para que nos dé la percepción correcta de la situación.

En lugar de reaccionar de manera automática y mecánica, como una “escupida” hacia fuera.

Mirar con nuestro Ser todos los pensamientos que surjan, sin juzgar, pedir la percepción correcta para ver lo que necesitamos ver.

Esto es activar el sentido de “clarividencia” (ver claramente) y “clariaudiencia” (escuchar la Voz del amor, la Voz de nuestro Ser).

Aceptación, mirada consciente, paciencia, son actitudes maduras que podemos activar cuando elegimos vivir conscientes nuestra vida cotidiana.