El amor oculto…

El amor oculto…

Por Bert Hellinger

Conferencia y meditaciones, Bad Suiza, 2005

“Estamos inmersos en un sistema más grande, en un sistema familiar. A ese sistema pertenecen no solamente nuestros padres y sus hermanos, sino también los abuelos y los bisabuelos y los antepasados. También pertenecen a ese sistema otros que fueron importantes para él, por ejemplo, parejas anteriores de nuestros padres o nuestros abuelos. En ese sistema todos son conducidos por una fuerza conjunta. Esa fuerza sigue determinadas leyes.

El sistema familiar es un campo espiritual. Dentro de ese campo espiritual todos están en resonancia con todos. A veces este campo se encuentra desordenado. El desorden se produce cuando alguien que también pertenece a ese campo fue excluido o rechazado u olvidado. Las personas excluidas y olvidadas están en resonancia con nosotros y se hacen notar en el presente. Es que en ese campo tiene vigencia una ley fundamental: Todos los que pertenecen tienen el mismo derecho a pertenecer.

Por consiguiente, nadie puede ser excluido. En ese campo nadie se pierde. Esa persona seguirá actuando en ese campo. Cuando alguien ha sido excluido, independiente de los motivos, bajo la influencia de ese campo y a través de esa resonancia, otro miembro de la familia será designado para representar a la persona excluida. Ese miembro de la familia se comportará entonces de una manera extraña, por ejemplo en el caso de un niño. Tal vez se convierta en un adicto o un enfermo o un criminal o una persona agresiva. Incluso puede convertirse en un asesino, un esquizofrénico o lo que fuese. ¿Pero por qué? Porque esa persona mira con amor a alguien excluido y con su comportamiento nos obliga a mirar también con amor a esa persona rechazada y excluida. Ese comportamiento al que denominamos malo o terrible es en realidad amor hacia alguien que fue excluido de ese campo. En lugar de mirar a ese niño con preocupación y de tratar de cambiarlo, lo que de todas maneras como ustedes ya saben no ayuda – porque allí están actuando fuerzas muy poderosas- miramos junto con él a ese campo al que pertenecemos, a ese campo espiritual, hasta que bajo su conducción podemos mirar allí donde la persona excluida espera que la veamos y la reincorporemos a nuestra alma, a nuestro corazón, a nuestra familia, tal vez también a nuestro pueblo.

Por eso, todos lo niños son buenos si nosotros dejamos que lo sean. Esto quiere decir, si en lugar de mirar a los niños miramos allí donde ellos miran con amor.

Pues bien: En lugar de que nos ocupemos de esos niños o de otras personas y pensemos, “¿cómo pueden ellos comportarse así?”, miramos con ellos a una persona excluida y la volvemos a integrar. Tan pronto como esa persona es reintegrada en el alma de los padres y de la familia y del grupo, el niño puede respirar tranquilo y ser libre de la implicación con otra persona.

Cuando lo sabemos podemos esperar hasta reconocer hacia dónde nos conduce el comportamiento de ese niño, hacia dónde nos conduce como padres o como otro miembro de la familia. Cuando con los niños vamos hacia ese lugar y reintegramos a la otra persona en nuestra familia, los niños son liberados.

¿Quién más será liberado? También nosotros como padres o como otro miembro de la familia. De pronto seremos distintos o más ricos porque le volvemos a hacer lugar en nosotros a algo que estaba excluido. Todos pueden ahora comportarse de otra manera. Con más amor, con más indulgencia, más allá de nuestras diferenciaciones entre bueno y malo a través de la cuales tal vez pensamos que somos mejores y que los otros son peores, a pesar de que los otros –a los que consideramos malos- solamente aman de un modo distinto. Cuando junto con ellos miramos a donde ellos aman las diferenciaciones entre bueno y malo se acaban.

Detrás de todo actúa el amor
Otra consecuencia es, naturalmente, que nuestros padres son buenos y que detrás de todo lo que tal vez queremos reprocharles actúa el amor. Ese amor no viene hacia nosotros sino que va a otro lugar, hacia donde ellos miraban cuando eran niños, hacia alguien que ellos querían incorporar a la familia. Cuando comenzamos a hacerles a esos excluidos un lugar en nosotros miramos junto con nuestros padres a donde ellos aman. Entonces seremos libres, y nuestros padres también lo serán. De repente nos percibimos en una situación completamente distinta y aprendemos lo que significa el verdadero amor”.

Fuente del texto de Bert Hellinger: http://www2.hellinger.com

 

«el Reino de Dios ya está entre vosotros» Lc 17,21 

O bien: «dentro de vosotros»

Ejercicio para padres con un hijo/a con problemas:

Buscas un lugar tranquilo y donde puedas estar sola/o.
Vas a visualizar a tus hijos delante de ti, y al/los padre/s de tus hijos a tu lado.
Percibes qué sientes en tu lugar, con actitud interior de recogimiento, esperas, miras a los ojos a tu hijo (a cada uno).Vas a recibir la información de cómo puedes ayudarlo.
Luego te vas a ubicar en el lugar de cada uno de tus hijos para saber qué se siente ahí, hacia dónde mira, qué necesita ese hijo/a.
Ahí hacia donde mire hay alguien que necesita ser reconocido, honrado (no es necesario saber de quien se trata). Te colocas en ese lugar y sientes también allí. Puede que también mire a alguien y haces lo mismo con cada uno.

Luego regresas a tu lugar y honras a todos tal como son.
Dices:
-“ahora te veo, tienes un lugar en mi corazón, tu también perteneces”

Al finalizar, si lo sientes en tu corazón, puedes decir también:
“Nosotros por nosotros y tú por ti”

Respiras profunda y conscientemente. miras hacia adelante, hacia la Vida, visualizando a los lejos la Luz de la Vida, una luz lejana, infinita, poderosa; inhalas y tomas esa energía de vida, exhalas y sueltas todo lo que ya no necesitas hoy en tu vida, lo entregas al Creador:
“Por favor, libera las memorias de dolor, rechazo, abandono, soledad, odio, separación, venganza, enfermedades, miedos, ira, celos, envidias……… en mi, en mi familia, en la familia humana… gracias…. por favor…. si….”

Y sigo entregándome a la vida como es…me dejo guiar por mi corazón que vive en sintonía con el Creador. 🙏Gracias Gracias Gracias 🙏
Puedes repetir el ejercicio las veces que sientas que es necesario.
María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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María Guadalupe Buttera
19 noviembre, 2016 4:31 pm

en buenahora q resulte útil! saludos cordiales! gracias!

Florangela Carballo
19 noviembre, 2016 11:39 am

Muchas gracias por este aporte! Bellísimo y poderoso ejercicio. Gracias!!!

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