La hija que desprecia a su madre desprecia la VIDA

Dic 10, 2012

La hija que desprecia a su madre desprecia la VIDA

A no engañarse… pues la SOBERBIA se DISFRAZA SUTILMENTE … quien desprecia la VIDA, la pierde.

Tomar a la madre es un proceso de purificación espiritual que requiere mucha humildad y es el inicio del Camino del Amor Sano y Maduro que estamos TODOS llamados a recorrer.

Vale aclarar que se trata de una actitud interior de agradecimiento y honra por la Vida recibida de nuestros padres, no se trata de estar físicamente con ellos, ya que la misma Vida nos impulsa a ir más allá, a dejar nuestros padres para formar nuestra propia familia, hacer nuestro propio camino.

El filósofo alemán Bert Hellinger observó que sentir ese agradecimiento nos da fuerza vital para seguir hacia adelante; mientras que si hay resentimientos en nuestro interior producto de nuestros vínculos primarios (nuestros padres), esto nos impide una vida libre y liviana; por el contrario, se nos presentan situaciones que nos ratifican ese resentimiento; y esto sucede al servicio que podamos liberarnos de esa carga del pasado. Insisto, es una actitud interior que nos vuelve fuertes y libres para hacer nuestra propia Vida.

Por otro lado, en casos de vínculos dolorosos con los padres, el proceso de liberación será más difícil de transitar; pero es el desafío para poder dejar atrás y seguir hacia adelante, sirviendo a la Vida, pues es lo que nos hace felices y plenos.

Esta reflexión y ejercicio basado en las enseñanzas de Bert Hellinger, tienen como propósito vivir desde la verdad de nuestra historia, con aceptación a través de elegir decir “Si a la Vida tal como fue y tal como es”. Pues así recibimos la fuerza vital necesaria para hacer nuestro propio Camino de Vida, y cumplir el propósito que nuestro Ser Esencial vino a experimentar a este planeta. ¡Así sea!

Una actitud que conduce a enfermedades graves es la negación del hijo de tomar a sus padres con amor y de honrarlos como sus padres. Tales hijos se elevan sobre la tierra porque ante un cielo u otra instancia superior se consideran mejores y elegidos. Así, por ejemplo, existen casos de enfermos de cáncer que prefieren morir antes que inclinarse ante su madre o su padre. Bert Hellinger 

Ejercicio poderoso para re-conectar con la VIDA a través de re-conectar con nuestra MADRE

Vas a tomar una foto de tu mamá o una hoja con su nombre, y la colocas en una silla delante tuyo, como a unos 2 o 3 metros, y vos la miras, estás de pie.
Y vas a mirar a tu mamá mucho tiempo, hasta poder dar un pasito hacia ella, y otro y otro, hasta poder acercarte a la foto y ponerla en tu corazón.
Mientras le miras, le puedes decir:
mamá
te extraño
me he sentido muy sola
siento que estoy muy enojada contigo
y a la vez, te necesito tanto mamá…

Si hay odio, siéntelo profundamente, y luego lo dejas ir… lo sueltas… lo entregas a esa parte nuestra que sabe, nuestro verdadero Ser, para recibir la percepción correcta.

Y sigo entregándome a la vida como es…

“Llevar la cabeza en alto cansa. La felicidad la encuentra quien se inclina”. 
Bert Hellinger

Meditaciones de Bert Hellinger

Cómo mirar a nuestra madre
Pocos entre nosotros han mirado a su madre de cerca. ¿Quién  puede decir que ha visto a su madre, realmente visto, así como es?
Haré con ustedes un ejercicio, cómo mirar a nuestra madre, cómo aprender a mirarla. Cierra los ojos.
Nuestra madre fue niña una vez, igual que nosotros. Tuvo padres, nacida en una familia determinada, con sus destinos particulares, que a ella la han afectado y formado. A veces, alguien murió demasiado pronto, tal vez la madre o el padre o un hermano. O quizá estuvo alguien muy enfermo y todos se han preocupado. De niña ella también se preocupó y quizás dijo: estoy dispuesta a hacerme cargo de esto para que a otro le vaya mejor. Ya de niña fue acarreada por un destino ajeno.
Así la miramos. Y de repente nos percatamos de lo siguiente: nuestras expectativas o nuestras pretensiones con respecto a ella ignoran por completo lo que su alma ha movido, lo que su alma ha tomado de ella a su servicio para otro propósito. ¡Qué extraño resulta entonces el exigir y desear interiormente, y decirlo también, que ella esté totalmente aquí para nosotros, que no piense en nada más que en nosotros! ¡Qué pobres somos pues en nuestra alma! ¡Qué alejados del amor y de la felicidad!
Lo primero que nos queda por hacer es mirar a nuestra madre cómo a una mujer corriente con una historia, con una larga historia por parte de su familia. Esta historia la ha hecho humana, es decir imperfecta y justamente esta imperfección la hace especialmente bonita y simpática.
El comienzo de la felicidad es poder ver a nuestra madre con su humanidad y quererla tal como es. Entonces prácticamente nada se opone más a la felicidad.
Esto es el comienzo de la felicidad que permanece.

La madre es la relación divina más grande para nosotros, no tiene la menor importancia como sea ella. Cómo madre es una revelación divina y nosotros nos quedamos frente a ella con devoción.

Y la vida detrás de la madre.
¿Cuál es su rostro?
Es el rostro de DIOS
El rostro de de la vida detrás de nuestra madre es el rostro de Dios.
Ambas, la vida y la madre,  son una grandeza inconmensurable.
Y nosotros como criaturas, en sintonía con nuestra madre y con la vida, nos hacemos grandes, con una grandeza indoblegable en el AMOR
En el amor grande… OK

¿Un secreto más de la grandeza?
ESTA GRANDEZA ES  “ALEGRE”

El crecimiento personal es también un aprendizaje base para poder luego trabajar
Y ahora la aplicación práctica de éste ejercicio. Si un cliente se acerca con un problema ¿cómo comienzan?
Ustedes se imaginan extendiendo los brazos hacia su mamá y más allá de ella, hacia la vida. Y tal vez entonces tengan que hacer muy poco.
¿Por qué? porque los juegos de la muerte terminan entonces.

Amar a los padres desde el espíritu

Haré con ustedes algunas meditaciones para entrenarnos a una visión desde el espíritu. Les propongo que miremos a nuestros padres desde esta perspectiva. Es algo muy distinto de lo que, quizás, acostumbramos hacer. Empecemos entonces.
Pueden cerrar los ojos si lo desean.
Les propongo que miremos a nuestra madre, así como es, exactamente como es.

Sólo de esta forma, es nuestra madre. ¿Pero, es realmente “nuestra” madre? ¿Tengo acaso el derecho de decir “mi madre”, como si fuera mi propiedad? ¿O acaso ella me es regalada por otra fuerza, que la ha tomado a su servicio, tal como es ella? Así es como fue escogida para ser mi madre.

Sólo así, tal como es, puede ser ella realmente mi madre y, sólo así, puedo llegar a ser como el espíritu lo desea.

Su destino y mi destino están inseparablemente unidos.

Mientras la miro tal como es, miro también más allá de ella hacia algo más grande.

Miro más allá, hacia sus padres, los que le fueron destinados, así como fueron, exactamente así.

Nadie pudo ser distinto de lo que fue porque el espíritu, conforme con su movimiento, ha concebido y guiado a cada cual tal como fue.

Detrás de sus padres están sus padres y un sin fin de generaciones.

Todos ellos han sido movidos por el espíritu, todos tuvieron un destino surgido de un movimiento de este espíritu, todos fueron tomados a su servicio, desde el principio hasta mí.

Estoy vinculado a todos ellos, por el espíritu y su movimiento.

Por encima de todos ellos miro hacia muy lejos, hacia la infinitud que lo mueve todo así como es, y que lo acepta todo así como es y que me acepta tal como soy, con mi madre tal como es.

Entonces, abro grande mi corazón.

Miro a mi madre y la tomo en mí, como un regalo de este espíritu eterno, la tomo así como es y le digo “Gracias”.

Mirando a todas las generaciones detrás de ella, digo también “Gracias”.

Miro aún más allá al infinito, recogido y dedicado, frente a lo que nos queda ocultado.

Y digo: “Sí, me entrego a ti con todos los que están conmigo. Juntos, estamos a tu servicio. Gracias”.

Permanezco en este lazo con amor, con respeto para todos, con la consciencia de ocupar el último lugar.

Y desde este lugar, miro hacia delante.

Siento a mis antepasados detrás de mí, y a esta fuerza detrás de todos nosotros.

Doy más lejos lo que me ha sido confiado y brindado.

Lo doy más lejos con respeto y con amor, en armonía con todos los que estaban antes que yo, en armonía con el movimiento de este espíritu.

De la misma manera, miro a mi padre tal como es, con el destino que tuvo, con todo lo que hizo. Le miro y le veo tal como era y tal como es ahora.

Así me corresponde, para mi destino. Gracias a él, pude crecer.

Soy como soy porque él es como es. Miro también por encima de él, hacia sus padres.

Ellos fueron como pudieron ser, solamente así.

Y porque eran así, eran los correctos para mi padre.

Más allá de ellos miro a sus destinos, a sus padres y al sin fin de generaciones.

Todos estaban al servicio de este espíritu, así como eran, precisamente así.

Me tocan a mí, tal como son.

Me coloco en el linaje con ellos, abajo, en el último lugar.

Y sé que doy más lejos lo que me ha venido de ellos.

Tomo mi lugar en una cadena ininterrumpida de generaciones, sabiéndome movido igual que ellos, por algo infinito.

Miro a mi padre y abro mi corazón.

Lo tomo en mí tal como es, tal como me es regalado, el correcto para mí.

Cuando miramos a nuestros padres de esta forma, con un amor del espíritu, con un amor más allá del sentimiento, armonizado con un movimiento del espíritu, vemos también lo que nos han dado con tanto cariño paternal durante tantos años.

¡Es increíble lo que nuestros padres nos han dado, de acuerdo con este movimiento!

Lo aceptamos todo tal como fue, sin más ni más, incluso las supuestas dificultades, el dolor y los desafíos.

La forma en que se comportaron  fue diseñada así por este espíritu.

Ellos fueron movidos así por él, para nosotros.

¿De qué sirve entonces lo demás, nuestro deseo de serles, tal vez, superiores, de hacerles reproches y presentarles quejas?

¿Qué hacemos pues, frente a este espíritu? ¿Qué nos pasa cuando nos atrevemos a desearlos de otra forma de lo que fueron?

¿Estamos todavía en el amor hacia ellos, tal como son?

¿En el amor hacia sus padres, así como eran? ¿En el amor hacia su destino tal como fue?

Preguntémonos si aún estamos en el amor hacia todos los que estuvieron antes que ellos y cuya vida, con sus experiencias y sus sufrimientos nos benefician en un movimiento común, que nos abarca a todos con igualdad y donde todos se encuentran aún presentes.

María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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Elena
Elena
4 septiembre, 2022 6:26 am

Me encanta, al fin un ejercicio, para tomar a la madre..!

Rebeca Gómez
Rebeca Gómez
11 noviembre, 2020 3:08 am

Hola, tengo una hija que no me trata con paciencia, me siento triste porque siento que no me quiere, ella es divorciada y vive conmigo, pero desde antes de casarse, no siento que me quiera, nunca me da un abrazo, ella trabaja y yo le hago todo porque yo quiero hacerlo, ella paga la renta, y aunque yo no tengo casi dinero, todo lo que tengo lo utilizo en comida para todos, a veces no me alcanza y ella me da, por lo mismo yo trato de de que mis hijos vean que coopero, les lavo, les plancho, les sirvo la comida,mí hijo si hace cosas por mí, no siempre pero un poco más, se sirve de comer o hace algún mandado cuando está en la casa, pero mí hija no, incluso prefiere irse a la cama sin tomar nada, si yo no le sirvo, de hecho ni siquiera me pide solo se a acostar y yo le hablo y tiene que estar el café caliente y bien hecho porque sino lo deja allí y se va a acostar, cuando me llegó a enfermar, siento que le fastidia, no me lo dice pero se le hace muy difícil prepararme un café, y nunca jamás me ha dicho una palabra bonita de amor, al contrario recuerda cosas de su infancia que yo no fui una buena madre, en lo personal si he fallado pero también les he demostrado amor, creo que el problema está en mí, porque mí hijo, el tiene 25 años, conoció a una chica pero no me dijo nada incluso ni siquiera me dijo que ya se va a casar, lo supe porque yo le pregunté, y en el caso de mí hija, tampoco me dijo la fecha en que se casaba, siento como que no soy importante para tomarme en cuenta, en fin ahora lo que me pone triste es el trato de mí hija, casi no me habla, si me dice algo y no escucho a la primera, y le pregunto que me dijo, ella se molesta y me dice “olvídalo” pero con mucho fastidio, y ya no me dice nada. Quisiera saber si si me quieren mis hijos, porque yo no lo noto y me siento muy triste, aunque trato de no pensar en eso, pero la verdad es que es de diario, alguna expresión de desaire o desprecio y pues me duele.

Anónimo
Anónimo
23 octubre, 2017 12:00 pm

Creo ke muchos no comprendieron lo ke dice este artículo ke es agradecimiento a la vida ke se nos dio y no importa como,lo ke importa es liberarse del resentimiento ke llevamos en nuestros corazones para poder ser feliz… A mi mi madre me abandono al año de vida y mi padre me interno en un hogar de menores a los 4 años aparte de golpearme y jamas preocuparse de mi, siempre los he perdonado y trate de estar serca de ambos hasta ke note ke no me hacia bien,a mi madre no le importaba y mi padre era violento asi ke me aleje,pero no por eso los odio,agradezco de alguna manera la vida de dolor ke se me dio porque puedo valorar lo importante ke la vida me ofrece como mis hijos y amo a mis hijos con todo mi corazón,no sere una excelente madre xk jamas tuve ese privilegio pero lo intento…ahora lo ke me hizo leer este artículo es notar ke mi hija mayor es soberbia y siento ke no le importa hacer las cosas bien creo ke aveces los amigos influyen para mal y no kiero ke sufra pero si debe caerse debera aprender a levantarse sola, me duele ke sea ingrata y siento ke se aleja de mi y no de buena manera, esta mas soberba tiene una actitud de poca humildad creo ke se le subieron lo humitos a la cabeza … Agradezco este artículo porque se lo envié a ella para ke lo leyera y comprendiera ke vivir de soberbia y rencor no la dejara ser feliz.

Anónimo
Anónimo
11 septiembre, 2017 1:28 am

Hola…yo de los 17 años..tengo una relacion con mi mama de rencor..dolor ella me echo de su casa..x su pareja…luego volvi ..despues de un tiempo..luego tube mi pareja y qede embarazada de mi primer hija …y nacio mi hja y a los 2 meses me volvio a echar..y haci siempre fue nuestra relacion..nunca cambio ni pidio disculpas…y a mi me duele y siemto rencor .bronca..es una mescla de todo..q me aconsejas..

Anónimo
Anónimo
8 agosto, 2017 5:03 am

Hola tengo una hija casada, la cual empezó su relación cuando el hombre era casado, le aconseje que primero se solucionara eso pero al fin no hizo caso se fue a vivir con el obviamente perdió su empleo, no tenía nada mi esposo le compró varias cosas para la casa, para la bebé, al final la nena nació yo la cuidaba todo el día mientras trsbaJaban, mi hija mayor pidió su cambio a Veracruz y la otra decidió vanirse también junto con su pareja, un tiempo vivieron con mis padres, mi hermano le pagó curso y equipo para que trabajara el, mientras mi esposo le conseguía un mejor empleo, así fue se salieron de la casa de mis padres a un departamento que mi esposo les presto, no le dieron las gracias a nadie, se cambiaron a vercruz me dejaron el departamento echo una porquería, acá mi esposo les ayudó a aconeicionar su nueva casa, en todo ese tiempo yo cuidé a la niña, ahora el se quedó sin trabajo, puso un taller al que no acude, mi hija sigue trabajando fue promovida, pero desde que llegó el no nos permiten ver a las niñas, solo previa cita y autorización, se rehusan a convivir con nosotros y el dia de ayer mi hija me mando una publicación donde dice que un matrimonio para ser feliz tiene que cortar relación con toda la familia, mi esposo y yo hemos decidido hacer lo que pide y que solo nos permita ver a las niñas 2 veces al mes en un terreno neutral, espero su comentario, graciad

Anónimo
Anónimo
24 julio, 2017 2:42 am

Mi hija me habla del rencor del perdon y me coloca mensajes dice que yo le tengo odio a su esposo yo no lo odio lo que pasa es que el la deSptrecia a ella y yo no puedo decir nada que puedo hacer

Ss
Ss
Responder a  Anónimo
5 marzo, 2017 4:42 am

Estoy de acuerdo con eso.. cuando
Existe un rechazo es porque tenemos motivos; es muy cierto que a una madre se le debe de amar pero si te juzga obviamente te hace sentir mal y el amor se va acabando…

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