LA INDIGNACIÓN, por Bert Hellinger

LA INDIGNACIÓN, por Bert Hellinger

Cuando una persona se indigna por algo grave parece estar a favor de lo bueno y en contra de lo malo, a favor de la justicia y en contra de la injusticia. Se coloca entre los perpretadores y las víctimas para impedir otros hechos graves. Sin embargo, también podría colocarse entre ellos con amor, y seguramenete sería mejor. Así, pues, ¿qué busca el indignado? ¿Qué hace realmente?
El indignado se comporta como si fuese una vçictima, sin serlo. Se arroga el derecho de exigir satisfacción a los perpretadores sin que él mismo haya sufrido injusticia alguna. Procede cual defensor de las víctimas, como si ellas le hubieran otorgado la facultad de representarlas, y luego las deja atrás sin derechos.
y, ¿qué hace el indignado con esa pretensión? Se toma la libertad de causar daño a los perpretadores sin temer consecuencias personales graves; porque como sus malas acciones aparecen a la luz de algo bueno, no es necesario que tema castigo alguno.
Para que la indignación siga justificada, el indignado dramatiza tanto las injusticias sufridas como las consecuencias de la culpa. Intimida a la víctimas para que vean a la injusticia con la misma óptica terrible que él. De no ser así, también ellas se vuelven sospechosas y deben temer transformarse en víctimas de su indignación, como si fuesen perpretadores.
Ante un indignado, a las víctimas les resulta difícil dejar atrás su sufrimiento y a los perpretadores buscar la compensación y la reconciliación, tal vez podrían permitirse un nuevo comienzo mútuo. Sin embargo, cuando hay indignados, esto se logra en todo caso con dificultad ya que, en general, los indignados no se sienten satisfechos hasta no haber humillado y aniquilado a los perpretadores, aunque el sufrimiento de las víctimas se agrave.
La indignación es , en primer lugar, de índole moral. Esto significa que no se trata de brindar ayuda a alguien, sino de imponer una pretensión de la cual el indignado se considera y se siente ejecutor. Por este motivo, en contraposición con alguien que ama, el indignado no sabe de compasión ni de justa medida.
María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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Anónimo
Anónimo
19 enero, 2018 8:22 pm

Ya que el indignado no sabe de justa medida que debe de hacer ese indignado para recuperar la paz.como debe mirar a la victima con amor para solucionar el problema?

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