La propia Fuente de valor
Está en nuestro Ser unido eternamente al Creador
Cuando buscamos fuera de nuestro Ser, desconectados de nuestra real esencia divina, infinita y eterna; nos encontramos con la insatisfacción constante.
El recuerdo de nuestra real identidad, de nuestro Ser unido eternamente al Creador, nos impulsa a desarrollar nuestra consciencia para conectar con el conocimiento que habita en nuestro interior, en nuestra alma.
Cuando Dios creó nuestra alma nos otorgó todo el conocimiento que necesitamos para llevar a cabo el propósito de nuestra existencia.
La certeza que nuestra alma sabe, conoce el camino, nos vuelve autónomos, es decir, ya no quedamos a merced que suceda aquello que esperamos, sino que aprendemos a crear los eventos desde la unidad de nuestro Ser: cuerpo, alma, espiritu y consciencia.
La luz de nuestra alma ilumina nuestra consciencia, y desde esta armonía interior, actuamos en coherencia interna, creando eventos constructivos que nos llenan de auténtica alegría.
El vínculo con uno mismo se nutre del vínculo con nuestro Creador, recordando que nos creó desde el Amor eterno y para una vida plena.
Lo verdaderamente valioso es aquello que expande nuestra consciencia y se nutre de la luz de nuestra alma.
Comprendiendo y sientiendo el amor de Dios en nuestro interior, estamos conectando con lo real, con la Fuente verdadera de nuestro valor: creados a Imagen y Semejanza de nuestro Creador. Entonces, nos volvemos co creadores, con y como el Creador, al servicio de nuestra vida y la de todos.
Cuando la consciencia se alinea al alma, fluye la acción constructiva y emerge la auténtica alegría.
Conectados a la Fuente real de nuestro valor, ya no buscamos fuera, sino que, conectados a la luz de nuestra alma unida al Alma del Creador, co creamos con y como Él: extendiendo luz, amor y alegría a cualquier acción de nuestra vida cotidiana. La auténtica alegría surge de la acción en coherencia con el deseo de nuestra alma: unirnos a Dios. Y cualquier acción de nuestra vida cotidiana creada desde esta alegría, es luz que proyectamos hacia adelante y luego se nos refleja en el presente, creando más eventos positivos. Somos co creadores, elegimos unirnos a la acción del Creador porque ya comprendimos que fuimos creados para extender luz, amor y alegría.
Así, la Vida fluye a través nuestro como canal de lo divino en la tierra.
Custodiar la propia luz es nuestra responsabilidad absoluta, para poder extenderla.
“No lo sabes todavía? Es tu luz la que ilumina el mundo”. Rumi
Para meditar
La auténtica alegría surge de la acción en coherencia con el deseo de nuestra alma.
Para tener en cuenta
Todos nos encontramos en un proceso de desarrollo eterno.
Labor Personal
Tener claridad de hacia dónde queremos ir, qué deseamos crear; para dirigir nuestra energia vital hacia nuestros objetivos.