¿Lamentando el pasado?
Los dos monjes se miraron con preocupación.
El monje más joven le dijo al más viejo:
-“Hemos tomado nuestros votos y juramos no tocar a una mujer nunca, no puedo cargarla a través del río”.
El monje más viejo le respondió:
-“Sí, eso es verdad, pero también hemos tomado el voto de ayudar a las personas cuando nos lo pidan, ¿entonces qué hacemos?”.
Después de discutir esto entre ellos por algún tiempo, el monje más viejo finalmente dijo:
-“Bueno, yo la voy a ayudar a cruzar el río”.
Y eso fue lo que hizo, la llevó a través del río y la bajó del otro lado; ella se fue hacia el este y los monjes se fueron hacia el oeste.
Pasó una semana y finalmente el monje más joven gritó:
-“¡No puedo creer que tú la hayas llevado a través del río! ¡Rompiste tus votos!”
Y el monje más viejo le respondió:
-“Yo la bajé hace una semana, tú eres quien todavía la está cargando”.
¿Cuántas personas de tu pasado estás cargando ahora?
¡Yo cargué a unas cuantas! Los pensamientos en mi mente eran sus palabras, sus juicios y sus creencias que yo las había incorporado y creía que eran propias.
De adulta he pasado mucho tiempo lamentándome por el pasado: “Ojalá no hubiera dicho eso; ojalá hubiera elegido otra pareja; para qué habré comido eso; etc etc“.
Durante años tuve estos pensamientos en mi mente que se aparecían una y otra vez. ¡Y así viví esclava de ellos! ¡Esclava del pasado, esclava de mis viejas percepciones, juicios y creencias!
Un verdadero infierno que se originaba en mi cabeza y desde allí invadía mi vida.
Yo creía de manera subconsciente que no merecía amor, que las personas que me amaban me iban a abandonar, que no era lo suficientemente hermosa, ni lo suficientemente inteligente, etc. etc. Y nada de eso era verdad. Eran mis viejas y falsas creencias las que me hacían pensar-sentir de esa manera. Sin embargo, por fuera no parecía que yo pudiera tener todas esas creencias; para los otros parecía estar llena de confianza, ser hermosa y exitosa.
Tenemos creencias, limitaciones y juicios acerca de nosotros mismos y acerca de otros. Ninguno es verdad, somos todos bellos tal y como somos. Ha llegado el momento de DESPERTAR y darnos cuenta de quienes somos realmente: HIJOS DE DIOS CREADOS A SU IMAGEN Y SEMEJANZA.
Lamentarse el pasado, temer el futuro, juzgar-se uno mismo, juzgar a otros… ¡esto sí que es un infierno! ¡¡B_A_S_T_A!!
Todo el poder está realmente en este momento presente. Gastamos tanta energía vital centrándonos en lo que ya no existe en vez de enfocarnos en el momento presente. Observa los bebés y los niños pequeños, ellos viven el presente: si están tristes lloran; si están contentos, se ríen; si están furiosos, gritan y al momento siguiente están contentos otra vez. Un bebé sabe que es perfecto exactamente como es. Vive en total inocencia y allí es donde yace la libertad total.
El Camino es regresar a la Verdad y cambiar nuestra mirada hacia la alabanza, la gratitud y el Amor.
-Y tú, ¿cuántas cosas lamentas y juzgas de tu pasado?
-¿Toda esa lamentación acaso cambia algo?
-¿Puedes cambiar el pasado al lamentarte o al tratar de hacer que alguien se sienta culpable, incluyéndote a ti mismo?
-¡Es momento de Despertar ya! ¡Lamentarse y sentirse culpable o víctima es una pérdida de tiempo muy grande!
Cuando alabamos al Creador, la creación crece, todo empieza a mejorar en nuestro mundo porque vivimos más y más en el momento presente.
¡El cielo en la tierra! =)