Las contrariedades, los obstáculos y las crisis
Cuando nosotros nos permitimos transitar estos procesos con fe que “todo es para bien” (Rom 8,28), comprendemos el mensaje, y actuamos en sintonía con los valores universales (humildad, paciencia, prudencia, compasión, generosidad, justicia, orden, igualdad, libertad, fortaleza, templanza, armonía, bondad, benevolencia, sabiduría, amor) la Vida misma nos sorprenderá con un milagro.
Por el contrario, cuando nos resistimos tozudamente, los eventos se repetirán una y otra vez, y nos quedamos detenidos en un mismo lugar como el perro que se muerde su propia cola; porque no hemos realizado el aprendizaje que estas experiencias nos vienen a regalar.
Despiertos, atentos y conscientes podemos trascender el temor que nos provocan los obstáculos o las contrariedades y re-conocerlos como nuestros maestros, guías, verdaderos desafíos que nos ofrecen la oportunidad de re-conocernos, comprender algo nuevo, aprender, crecer, desplegarse, expandirse, evolucionar.
¡Adelante!
Ciertos eventos se repiten en nuestra vida porque no hemos realizado el aprendizaje que necesitábamos para nuestra evolución personal.
Cuando comprendemos el mensaje y trabajamos para aprender lo necesario, esos eventos dejan de repetirse, porque su misión ya está cumplida.