Los órdenes de la relación ayuda

Abr 27, 2015

Los órdenes de la relación ayuda

El filósofo alemán Bert Hellinger, nos enseña los siguientes 5 órdenes de la ayuda:

El primer orden de la ayuda: el dar y tomar adecuado
¿Cuáles son los límites del dar y tomar?
– Sólo se da lo que cada uno tiene
– Sólo se debe esperar y se debe tomar lo que realmente se necesita
Significa que el terapeuta esté en el adulto y sepa centrar a su cliente, sepa hacerle ver lo que realmente necesita. Sepa ponerse al servicio del destino del cliente, no de deseos ilusorios.
– El terapeuta renuncia a dar o hacer lo que el cliente tiene que hacer o asumir Por ejemplo, renunciar a aliviar la pena después de una separación, renunciar a aliviar la responsabilidad después de un crimen, etc.
El desorden llega cuando uno pretende, u otro le exige, dar lo que no tiene, o dar cuando no debe dar.
Requiere humildad y a menudo, simplemente, ayudar a ver “lo que hay”.
El segundo orden de la ayuda: respetar el destino
La ayuda desde el estado adulto sirve dos objetivos:
– está al servicio de la supervivencia,
– está al servicio del desarrollo y crecimiento.
Estos dos objetivos están condicionados por las circunstancias. Formamos parte y no nos podemos sustraer a la historia y
sus ciclos, a las leyes de la naturaleza, al paso del tiempo, a que todo cambia, a la muerte, a la compensación arcaica y sus vínculos, a las leyes del psiquismo individual, a la responsabilidad individual. Son los límites que encontraremos a la hora de ayudar.
La ayuda que no respete estos límites va a ser infructuosa y frustrante. Tanto el ayudador como el ayudado van a ir perdiendo fuerzas. El ayudado va a tener cada vez menos capacidad de adaptación a sus circunstancias.
Para que el ayudador pueda ayudar a su consultante a progresar dentro de los límites de su destino es fundamental que el ayudador haya tomado a su destino y asumido todas sus responsabilidades.
Cuando el ayudador dulcifica el destino del otro – por ejemplo quitándole su responsabilidad en un daño que haya hecho –
lo que muestra es que él es incapaz de asumir una culpa propia. Y el consultante entonces se transforma en ayudador, en madre del ayudador.
Por lo tanto la fuerza se opone a tapar, negar o dulcificar las circunstancias que tiene que afrontar la persona.
El tercer orden de la ayuda: relación de adulto a adulto
Aquí la formación en Análisis Transaccional sana nuestro adulto.
Si el consultante llega como un niño y el consultor acepta ayudarle entonces se entabla una transferencia: el consultor va a sustituir a los padres del cliente. Esto impide la aceptación de la realidad y la despedida de los padres como son por parte del consultante e impide
que el consultor crezca. En la fusión que se forma, habrá dos niveles:
– el nivel aparente: el consultor hace de padre o madre del cliente, sintiéndose mejor que el padre o la madre real.
– el nivel profundo: el cliente hace de padre o de madre del terapeuta.
El Análisis Transaccional nos dice que cuando estamos en el niño entramos con muchísima facilidad en la manipulación. Sólo hace falta que alguien nos dé donde nos duele, donde tenemos algo sin resolver y que estemos desprevenidos para que nos enganchemos a la manipulación.
El cuarto orden de la ayuda: el consultante es miembro de un sistema
Tradicionalmente el ayudador se relaciona de modo individual con el cliente, no de un modo sistémico, o sea no lo considera
como miembro de un sistema.
Este punto merece mucha atención, quienes trabajamos en la relación de ayuda necesitamos tener el mayor conocimiento posible de la mirada sistémica.
El quinto orden de la ayuda: estar al servicio de la reconciliación
Este orden también necesita ser más desarrollado. La reconciliación significa fusión de dos opuestos. Toda la vida
está al servicio de esta fusión, reconciliación o compensación. La vida es energía, y el quantum de energía se produce cuando dos fases opuestas se compensan.

La relación de ayuda está al servicio de la vida, por lo que está al servicio de esta compensación: perpetrador/víctima, hombre/mujer, dolor/alegría, etc.

Bert Hellinger en su libro “Órdenes de la ayuda”, dice:
“El primer desorden en la ayuda comienza cuando uno pretende dar lo que no tiene y otro quiere tomar lo que no necesita.
O cuando uno espera y exige de otro lo que éste no le puede dar porque no lo tiene.
O también, cuando uno no debe dar, ya que asumiría en lugar de otro algo que sólo éste puede o debe llevar o hacer.
Así, pues, el dar y el tomar tienen límites.
Percibir esos límites, y respetarlos, forma parte del arte de la ayuda.
Lo que no hemos recibido no seremos capaces de dar, y muchas veces no dar es la mejor forma de ayudar”.
María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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