¿Quién es excluido más frecuente en las familias? ¡El padre!, por Bert Hellinger

Mar 16, 2016

¿Quién es excluido más frecuente en las familias? ¡El padre!, por Bert Hellinger

¿Quién es excluido más frecuente en las familias? ¡El padre!
La madre tiene tendencia, por el motivo que sea, a atraer a los hijos hacia sí misma, alejándoles de su padre.

¿Qué les quita esto a los hijos?
Los aleja del mundo, y por lo tanto de la vida. Es solamente a través de su padre como los hijos pueden entrar en contacto con el mundo. En el pasado, esto se sabía. El padre tenía que estar presente y sólido en la vida real. Sólo de esta manera se podía garantizar la supervivencia de la familia.

¿Qué sucede con muchos hijos de hoy que tienen que crecer sin su padre? Porque, por ejemplo, la madre se separó de él y los niños tienen que permanecer con ella, por lo general separados del padre. ¿Estos niños siguen teniendo los pies en el suelo? ¿O se sienten ajenos al padre y, por tanto, ajenos al mundo?

¿Cuál es el resultado final? Que los niños están enojados con su madre. La paz se rompió dentro de la familia.

¿Cómo se puede restaurar de nuevo? ¿Dónde está la paz? Está con los padres y los hombres. ¿Por quién puede venir la paz en las familias? Por los padres.
Cuando la paz reina en la familia, todo el mundo es feliz, incluso las madres y los hijos.
Bert Hellinger

MUJERES: ¿Porqué tenemos que sanar nuestro vínculo con nuestro padre?

Porque nuestro padre es nuestra referencia del arquetipo masculino, la imagen que tenga de él,
es la que tendré de los hombres
Si no tuve su amor, su compañía, lo buscaré en otros hombres, en otras parejas, permitiré abusos, promesas incumplidas, relaciones tóxicas por miedo, miedo a estar sola.
Me haré dependiente de los demás, especialmente de los hombres; o al contrario: les mandaré señales de que no los necesito, que no me importan, que yo puedo sola, y se van a ir
o me van a traicionar, o no me van a apoyar o ni siquiera se me van a acercar.
Porque él representa la autoridad, el orden, la estructura, los límites, el respeto, la perseverancia, y si estuvo ausente o me hablaron mal de él o no fue respetado en su rol, en sus capacidades; no lo integraré. Y me faltará en mi vida disciplina y metas, tendré un desorden
en mi economía, en el rumbo de a donde voy, de lo que quiero, me costará poner límites,
me costará decir NO con firmeza.
No tendré respeto a la autoridad, los rechazaré, pensaré que ellos son el problema y no yo; pero es porque no me gustan las reglas, las normas, las consecuencias.
Nuestro padre es la motivación, la fuerza para transformar e ir por lo que queremos, con un plan, con una estrategia…
Integrar su energía me ayudará a tener fuerza y nada me detendrá, incluyendo mis miedos.
Integrando su fuerza me ayudará a creer, en mis capacidades, en mi voluntad.
Y volveré nuevamente a confiar, en los demás, en mí y en la Vida.
Por eso hay que sanar nuestro vínculo con nuestro padre.
María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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