Meditación:”Nuestra madre”
Nuestra madre
Cierren los ojos.
Miren las imágenes que ustedes tienen de vuestra madre.
¿Cuántas imágenes son?
¿Son más de cinco después de que ella se ocupó de ustedes durante veinte años?
¿Estuvo día y noche con ustedes? ¿Cuándo ustedes eran pequeños y ella no podía dormir porque estaba todo el tiempo en alerta para poder estar allí si ustedes necesitaban algo?
¿Y ahora de todo eso sólo han quedado cinco imágenes?
¿La mayoría de ellas malas, imágenes petulantes, imágenes destructivas?
¿Tal vez ustedes incluso le han deseado su muerte? ¿Qué queda de la madre? ¿Cuánta fuerza?
Ahora nosotros cambiamos esas imágenes.
A veces tuvo lugar un quiebre en la infancia. Por ejemplo, si -más allá de los motivos- la madre no estaba.
Tal vez porque ustedes estaban en el hospital o durante un tiempo en algún otro lugar.
Entonces ustedes tomaron la decisión: No regresaremos a ella nunca más. Todo lo que sucedió antes, los bellos y profundos recuerdos desaparecen.
Ahora volvamos al tiempo previo a ese quiebre, volvamos a los recuerdos felices, a las imágenes felices y hagámosles un lugar en nuestro interior. Nos permitimos vivir esa felicidad temprana: la sensación de protección, la seguridad, la cercanía, la intimidad.
Con estas felices imágenes en nosotros nos animamos a dar un paso hacia nuestra madre.
A pesar de la rabia, a pesar de la desilusión, por sobre la anterior decisión de no regresar a ella nunca más.
Nos animamos a dar ese paso, un pequeño paso y mientras lo hacemos la miramos siempre a los ojos.
Entonces juntamos todas nuestras fuerzas y damos otro pequeño paso.
Y otro paso más, muy lentamente, siempre ella frente a nuestros ojos.
Tomamos coraje para el próximo paso, hasta que caemos en sus brazos abiertos.
Finalmente de vuelta en casa.- Querida mamá…