Meditación: Unión con enemigos
Cierra ahora los ojos y visualiza en tu mente alguien que no te cae bien, alguien que parece irritarte y con quien lamentarías haberte encontrado; alguien a quien detestas o que simplemente tratas de ignorar.
Contémplalo por un rato. Trata de percibir alguna chispa de luz en alguna parte de él, algún pequeño destello que nunca antes habías notado. Trata de encontrar alguna chispa de luminosidad brillando a través de la imagen que de él has formado. Continúa contemplando esa imagen hasta que veas luz en alguna parte de ella, y trata entonces de que esa luz se expanda hasta envolver a dicha persona y transforme esa imagen en algo bueno y bello como tú.
Contempla un momento esta nueva percepción, y luego visualiza la imagen de alguien a quien consideras un amigo. Trata de transferirle a éste la luz que aprendiste a ver en quien antes considerabas “enemigo”.
En esa luz vemos al Salvador, salvando a todos por igual.
Permite entonces que él te ofrezca la luz que ves en él, y deja que tu “enemigo” y tu amigo se unan para bendecirte con lo que tú les has regalado. Ahora eres uno con ellos, tal como ellos son uno contigo.
Di en tu interior: Despiert@ puedo ver ahora que todos somos hijos de Dios e igualmente amados por él.