Método sencillo para evaluar cómo nos vinculamos en un GRUPO

Oct 28, 2015

Método sencillo para evaluar cómo nos vinculamos en un GRUPO

“No existe otro compromiso más importante que el que tenemos con la Vida”
Dr Enrique Pichón Riviere
El Dr. Enrique Pichon-Rivière (1), a través de su trabajo y experimentación con grupos, observa la aparición sistemática y reiterada de ciertos fenómenos grupales; y surge la necesidad de categorizar estas fuerzas que él ve aparecer en todos los grupos en que trabaja, sean terapéuticos, de aprendizaje u otros.
Así, creó un método sencillo para evaluar personas, grupos, organizaciones y comunidades.
Y, ¿para qué evaluarse y evaluar?
La evaluación permite la reflexión del “hacer” del grupo, es un análisis objetivo de lo que funciona y lo que no; en relación a los objetivos propuestos.
A nivel personal nos permite observar y descubrir en qué lugares tenemos conflictos para poder hacerlos conscientes,  soltarlos, liberarnos; y desde allí, crecer y recuperar la paz interior. Es un instrumento para volvernos conscientes y transformar la realidad; lo cual nos vuelve protagonistas en nuestra vida, y no meros espectadores.
Las 6 fuerzas que identifica son las siguientes:
1) Afiliación y Pertenencia;
2) Comunicación;
3) Cooperación;
4) Aprendizaje;
5) Pertinencia y
6) Telé.
A estas fuerzas las llamó “vectores” Si estos vectores se desarrollan, crecen, se fortifican, el grupo podrá realizar las tareas propuestas
y avanzará hacia el logro de sus objetivos.
Un grupo no se constituye como tal la primera vez que se encuentran sus integrantes, es necesario tiempo, interacción, confianza para
que el grupo se vaya conformando como tal. Es un proceso donde las personas desarrollan pertenencia, que deben comunicarse para aprender, superar falsas antipatías o exageradas simpatías, sabemos que deben tener una tarea para realizar (pertinencia) y que para realizarla deberán cooperar.
Se trata de comprender estas fuerzas que cohesionan a los grupos para favorecer estos procesos.
Una forma de pensar la realidad para poder transformarla y transformarnos a nosotros mismos. 

AFILIACIÓN Y PERTENENCIA

Es la capacidad de los integrantes de un grupo para identificarse entre sí y con la tarea, con el objetivo grupal.
Este proceso de identificación tendrá distintos niveles a través del tiempo: uno más superficial, la afiliación y otro más profundo, la pertenencia.
Afiliación es un primer grado de identificación que implica acercarse al otro y a la tarea, pero guardando cierta distancia, sin meterse con todo en la tarea, sin “poner el cuerpo”.
Sería como la afiliación a un club, por ejemplo. Mientras que “pertenencia” es más profundo, allí se acortan las distancias, se comprometen más en la tarea y ponen el cuerpo.
Se puede entonces pasar del “yo” al “nosotros”.
Cuando el grupo logra la “pertenencia”  es posible la “planificación” de la tarea grupal;  es el momento del pasaje del “yo al nosotros”, donde cada integrante sabe que puede contar con el otro, donde se percibe una sensación de confianza básica para abrir mi alma a los otros: “Entrar en el alma de un ser humano es entrar en terreno sagrado” Stephen Covey (2)
¿Cómo medir la “Afiliación y pertenencia”?
A partir del grado de responsabilidad con que se asume la tarea, en palabras cotidianas tiene
que ver con cuánto se transpira la camiseta. Si analizamos este vector desde lo implícito, desde lo latente, podemos decir que lo subyacente a la afiliación y pertenencia es la necesidad, ya que nadie integra un grupo que realiza una  tarea si no lo necesita.

COOPERACIÓN

Es la posibilidad que tienen los integrantes del grupo de desarrollar conductas cooperantes, es decir “operar con el otro”, “operar en conjunto”.
Implica ayudarse los unos a los otros, desarrollando roles complementarios, es decir sumando al aporte del otro. Lo contrario a esto sería el desarrollo de roles suplementarios y lo relacionamos con la competencia, con la rivalidad, donde en lugar de desarrollar al máximo las capacidades se pone la energía en perjudicar al otro, tratando de anularlo.
Aquí podrían aparecer cuestiones de poder que se juegan en todo grupo, y es esencial poder observar para qué se lo usa, si se utiliza para “poder hacer” o para someter o manipular. Lo sano, adulto y en sintonía con la Vida es el uso del poder para “hacer”.
La Cooperación se mide por la eficacia con que los integrantes asumen sus funciones (en relación a los hechos reales y no por las palabras); y qué tanto se facilitan o se dificultan la tarea unos a otros.
Detrás de la Cooperación subyace la ideología, es decir la cosmovisión que tenga cada integrante, esa visión personal del mundo que nos rodea, una manera particular y personal de explicar lo que sucede y nos sucede.

PERTINENCIA

Es la capacidad de los integrantes del grupo para centrarse en la tarea, poder mantener la tarea dentro de su eje, sin desviarse. Como un trompo, que girando va desplazándose, o a veces parece inmóvil, pero está en movimiento.
¿Qué es lo pertinente?  Es “evitar irse por las ramas “, y cuando nos suceda, que podamos volver al eje de la tarea que nos convoca.
La tarea puede ser implícita y explicita. Implícita se refiere a los miedos que nos provoca la tarea explicita.
Centrarse en la tarea alude a ambas.
La pertinencia se mide por el grado de productividad y de creatividad que desarrolla el grupo.
La pregunta para evaluar la pertinencia sería ¿Cómo nos relacionamos con la tarea?
Desde lo latente, la pertinencia es la prueba del “como si”. Si detectamos situaciones de estas características debemos analizar los vectores anteriores, a ver dónde se congeló, si en la afiliación, en la pertenencia o en la cooperación.
Si un grupo “hace” como que trabaja, es posible que haya salteado una etapa y esto hay que trabajarlo porque es un obstáculo.

COMUNICACIÓN

A la comunicación subyacen modelos de vínculos,  formas de relacionarse entre las personas, modos de reaccionar frente al impacto grupal. Podemos medir la comunicación de acuerdo a los malos entendidos, cómo se habla y cómo se escucha. Podemos analizar qué tanto circulan los mensajes, cómo es esa circulación, si se pueden pedir aclaraciones, si la información es completa , si es oportuna , si hay coherencia
en el mensaje, si hay sobreentendidos, si pesa más la claridad o la confusión, si se tiene en cuenta al interlocutor o si se lo ignora, etc.
Pichón Riviere decía que la comunicación es el riel del aprendizaje.

APRENDIZAJE

Es la capacidad que tienen los integrantes del grupo para aprehender, es decir, de incorporar la información al mundo interno, permitiendo su modificación. Este cambio interno de la persona provocará cambios en el contexto que lo rodea, en el medio donde la persona opera. Por eso hablamos de “adaptación activa a la realidad”, una adaptación que modifica mutuamente a la persona y el medio.
Este es el verdadero aprendizaje, el que en una práctica concreta modifica internamente a la persona para que esta opere sobre su realidad cotidiana, dialécticamente. No es sólo la incorporación de un conocimiento como mera acumulación de datos, como simple memorización; sino que modifica tanto la persona como el contexto en el que esta actúa.
En cuanto a lo latente de esta fuerza podemos decir que subyace la “curiosidad”, ese impulso al conocimiento que tenemos desde que nacemos. Si este impulso es reprimido, se obstaculiza el aprendizaje.

TELE

Es la disposición de cada uno de los integrantes del grupo para trabajar más con unos integrantes que con otros. El término es desarrollado originalmente por Jacob Moreno, el creador del Psicodrama, y Pichon-Rivière lo retoma. Telé quiere decir “visión a distancia”; y puede ser  positiva o negativa, se da inicialmente y a distancia. Apenas conocemos al otro nos produce atracción o rechazo, simpatía o antipatía. Por esto decimos que la telé puede ser negativa o positiva según como se presente. Y esto se produce en el momento del encuentro.
Desde lo latente, a este vector subyace un re-encuentro, porque los sentimientos de atracción o rechazo tienen que ver con que se reactualizan vínculos del pasado que incorporamos a nuestro mundo interno, y que pudieron favorecernos u obstaculizar nuestro crecimiento y desarrollo. Entonces, algo de este otro que tengo aquí y ahora en frente de mí, me remite (inconscientemente) a ese vínculo del pasado. Puede ser por su parecido físico, color de ojos, su tono de voz, forma de expresarse, alguna actitud, gesto, etc. Volviéndonos conscientes de estos procesos de nuestro mundo interior, es posible avanzar hacia un encuentro real con otro en el aquí y ahora, libre ya de proyecciones inconscientes.
En los inicios grupales se producen muchas transferencias, es decir, algo del pasado se transfiere al presente; y con el tiempo, volviéndonos conscientes de estos procesos de nuestro mundo interior, es posible avanzar hacia un encuentro real con otro en el aquí  y ahora.
“Todo encuentro es un re-encuentro”
Para reflexionar
“Es necesario que tengamos los pies en la tierra, pero también lo es que nuestra cabeza no permanezca al nivel del suelo”. Jawaharlal Nehru (destacado político indio, 1889-1964)
 
“El cerebro no es un vaso para llenar, sino una lámpara para encender”. Plutarco
(1)  Enrique Pichon-Rivière fue un médico psiquiatra suizo nacionalizado argentino, considerado uno de los introductores del psicoanálisis en la Argentina y generador de la teoría de grupo conocida como grupo operativo. Creador de la Escuela de Psicología Social en Argentina.
(2) Autor del libro “Los Siete hábitos de la gente altamente efectiva”.
María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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