Ocupar el lugar de hija frente a nuestra madre

Ago 26, 2013

Ocupar el lugar de hija frente a nuestra madre

Silvana, 50 años.
Hola M. Guadalupe. Hace un par de años vengo padeciendo problemas reiterados en la columna, y me dijo el médico que debo replantearme cómo continuar la década próxima de mi vida. Esto me hizo pensar, y me di cuenta que toda mi vida intenté ocuparme de mi madre, viuda, me busqué un marido “ausente” como lo fue mi padre, para poder ocuparme de ella mientras él se iba con sus amigos.
El asunto es que mi madre hace un año está muy enferma, tuvimos que llevarla a un geriátrico. Cada vez que voy a verla, hago lo que puedo, la acaricio, la abrazo, me da mucha angustia verla asi tan deteriorada. Es muy triste para mi todo esto, y no tengo con quien hablarlo porque cuando llego a mi casa mi marido está ocupado con lo suyo, mis dos hijos tambien ocupados en sus cosas, y yo angustiada y sola. Mis amigas tampoco quieren escuchar estas cosas… parecería que tienen “miedo al contagio” de mi dolor… huyen cuando quiero hablar de lo que me pasa… entonces ya ni hablo con ellas de lo que siento. Y ahora me doy cuenta que estoy sola, me siento muy sola pues mi marido, como siempre lo hizo, sale con sus amigos y yo ya no tengo a mi madre bien para poder ocupar ese tiempo con ella, entonces estoy muy triste, me siento sola y veo que nadie me mira ni entiende mi dolor. ¿Qué ejercicio puedo hacer?

Respuesta de M. G. B.
Querida Silvana. Has estado ocupando el lugar de madre de tu madre, es decir, el lugar de tu abuela materna; y tu alma te habla a través de tu cuerpo, es decir, a través de los síntomas en tu columna parecería querer comunicarte que no estás en tu lugar de hija frente a tu madre.
Para comenzar, puedes hacer el ejercicio siguiente, que lo encuentras tambien en la página de este blog “Ejercicios“.

Suele ocurrir que por amor infantil y ciego, inconscientemente, ocupemos el lugar de madre de nuestra madre, intentando darle lo que ella necesita. Pero llegará un momento que ya no podremos más con ello, pues es demasiado grande y no es nuestro lugar, sino el de nuestra abuela.
Colocas una hoja de papel o un almohadón que represente a tu madre, otro que represente a su madre (tu abuela), y otro para a ti. Te pones alternativamente en cada lugar, percibes qué se siente, y te dejas mover, hasta que en algún momento puedas decir a tu abuela: “te devuelvo tu lugar, sólo soy tu nieta, tu hija es ella”.

Luego dices a tu madre: “querida mamá, sólo soy tu hija, no soy tu madre. Tú eres la grande y yo la pequeña. Tu por ti y yo por mi querida mamá”.

Dejas pasar unos días, y en esa misma página https://despertarycrecer.com/ejercicios/ encontrarás otros ejercicios que te pueden ayudar a continuar con tu proceso, al leer los títulos tu alma te guiará para decidir cuál es el próximo que necesitas. Adelante! Te deseo lo mejor en tu proceso de RENACIMIENTO! Y ten en cuenta que a veces, si nuestra red de vínculos no es suficiente, necesitamos buscar ayuda profesional para transitar nuestras crisis.

Libros que “Iluminan Nuestros Vínculos”:

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María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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