Podemos respetar a un otro

Podemos respetar a un otro

Cuando aprendimos a respetarnos a nosotros mismos

Aprendemos a respetarnos a nosotros mismos cuando respetamos a nuestros padres, liberándonos de expectativas de ellos hacia nosotros y nosotros hacia ellos.

Respetar a la pareja significa asentir a él/ella tal y como es.

Respetamos a nuestra pareja cuando somos capaces de decirle:

– “Te quiero y te respeto. Quiero y respeto lo que te guía a ti y a mi. Tal y como eres, está bien para mí”.

Querer re-educar o cambiar a nuestra pareja como si se tratara de un niño/a, es no respetarle tal y como es.

En la relación entre el hombre y la mujer, ambos dan lo que tienen y toman lo que les falta; pero quien no ha tomado a sus padres tal y como son, no tendrá mucho para darle a su pareja; ya que permanece estancado en sí mismo, sigue siendo como un niño y no puede desarrollarse como adulto.

Cuando se elige la pareja en relación a las necesidades de cada uno, no se está mirando a la pareja sino buscando aquello que no se pudo tener de los padres, en especial a la madre, exigiendo a la pareja lo que uno cree que su madre/padre no le han podido dar.

En cambio, cuando hemos tomado lo recibido de nuestros padres con agradecimiento, elegiremos la pareja para poder disfrutar lo recibido y compartirlo con un otro.

El hecho de haber tomado lo recibido con agradecimiento, nos hace sentir muy bien con uno mismo, y nos da la fuerza vital necesaria para tener proyectos propios, y desde allí, es posible encontrar una persona que también se sienta bien consigo misma, con sus proyectos, y desee compartir junto con un otro su camino de vida.

Sin este aprendizaje, es probable que se generen vínculos dependientes, donde uno espera del otro que le dé lo que sus padres no le han dado, lo cual genera miedo al abandono, miedo a mostrarse tal y como es, necesidad de controlar, etc.

Podemos respetar cuando aprendimos a respetarnos a nosotros mismos

Y aprendimos a respetarnos a nosotros mismos cuando respetamos a nuestros padres.

Respetar a nuestros padres implica liberarnos de las expectativas de ellos hacia nosotros y de las expectativas nuestras hacia ellos. Ida y vuelta; y si nuestros padres no pueden soltar sus expectativas hacia nosotros, como hijos tenemos el desafío de cortar el nudo que nos ata para poder ser libres y mirar hacia adelante, hacia la vida, como adultos.

En mi experiencia, y en los procesos que acompaño, he visto que en la mayoría, somos los hijos quienes cortamos con la idea (falsa) de satisfacer las expectativas de nuestros padres.

Por ejemplo, hay padres que esperan reunirse los domingos con sus hijos; y si sus hijos ya tienen familia, muchas veces desean hacer otra actividad.

He visto como se fabrican conflictos por ello, porque hay padres que creen que los hijos se deben a los padres, y el orden natural de la vida es que cada cual mire hacia adelante, hacia la vida.

Si el hijo/a no ve claramente y queda atrapado en la expectativa de sus padres, se fabrican conflictos de pareja.

Estos conflictos tienen el propósito de desocultar esa falsa creencia que esclaviza.

Los padres dejamos libres a los hijos para que hagan su vida, y si no podemos lograr esto, los hijos tendrán el desafío de cortar los nudos que los atan y no les permiten vivir libres su propia vida.

Cada uno en su lugar, bendiciendo los padres la vida de sus hijos, y los hijos respetando y honrando sus padres, logramos ORDEN.

Y el orden permite que el amor fluya naturalmente. Si emerge el conflicto, esto es para ver las creencias ocultas, inconscientes, que necesitamos liberar. Y en la pareja, se nos espejan muy claramente estas cuestiones.

Entonces, si hay orden, naturalmente emerge el respeto. El orden precede al Amor, nos enseñó Bert Hellinger. El orden es que los padres dejan libres a sus hijos para hacer su propio camino. 

Pretender que hagan lo que uno espera, no es amor, es apego, manipulación. Ya se trate de padres, hijos o parejas. Con las parejas podemos mirar aquello que necesitamos mirar para liberarnos, pues es el espejo más transparente que nos refleja nuestro mundo interior. Hermosa oportunidad de reconocerse y liberarse de ataduras.

Despedirnos con agradecimiento de todas las parejas anteriores nos permite ir libres hacia un nuevo vínculo de pareja

También es necesario reconocer y dar un lugar a todas las parejas que han pasado por nuestra vida, de lo contrario, no es posible estar disponible emocionalmente para “lo nuevo”.

Una buena separación se logra cuando los compañeros mutuamente se dicen:

-“Te quise mucho. Todo lo que te di, lo di con gusto. Gracias por lo que tu me has dado. Por aquello que entre nosotros no resultó, yo asumo mi parte de responsabilidad y a ti te dejo la tuya. Te llevo siempre en mi corazón. Estás libre y estoy libre”.

María Guadalupe Buttera G.

PorMaría Guadalupe Buttera G.

Nací en Santa Fe, Argentina, el 17 de abril de 1966. Me desempeño como Escritora y Comunicadora sobre Desarrollo Personal y Espiritual, facilitando procesos de transformación interior. Op. en Psicología Social. Counselor.

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