-Seguí a mi 2° marido en algo que era beneficioso para él pero no tanto para mi, pues se trataba de ir a vivir a un lugar alejado y eso me mantenía alejada de mis padres, hijos, nietos, familia. Él estaba feliz en su nuevo espacio, cerca del campo y alejado de la ciudad, pero yo no me sentía bien, ese no era mi lugar. Aparecieron algunos síntomas en mi salud y al tiempo me di cuenta que estaba siendo incongruente con mi necesidad real de estar cerca de mi familia. Fue un conflicto con mi pareja, nada fácil, pero al tiempo entendió y nos mudamos a un nuevo lugar donde ahora si puedo decir que me siento bien. Él continúa yendo a esa casa de campo y luego regresa a la casa actual, y asi estamos mejor los dos. Cada uno tiene su propio espacio y esto hace muy bien a la pareja, porque uno se encuentra luego de hacer algo que le gusta, que disfruta y el encuentro es diferente a si está todo el día con el otro y termina como molestándose y generando conflictos.
A veces uno cree que debe hacer lo que el otro espera pero no sirve, termina mal asi. Hay que buscar de crear algo que beneficie a ambos, en todo vínculo. En un momento pensé que todo se terminaría, pero no fue asi y podemos seguir juntos, gracias por todo lo que compartes!

-Tal cual. Así es.

La mujer sigue al hombre, nos señala Bert Hellinger, y el hombre sirve a la mujer. Y este es el punto esencial del asunto: que la mujer lo sigue cuando el hombre la SIRVE, es decir, responde a sus necesidades como mujer; en tu relato se daba que tu lo seguías pero parecería que él no servía a tus reales necesidades. Y asi aparecieron los síntomas del dolor emocional de no ser la que soy verdaderamente y ocupar mi propio lugar en esta existencia.

No se trata de seguir ciegamente a la pareja, pues esto es dependencia insana, se trata de un seguir y servir conciente, mutuo, despierto. No obstante vemos en tu relato cómo el ERROR ILUMINA el CAMINO de regreso a casa: a nuestro SER ESENCIAL. A partir del dolor emocional te animaste a mirar dentro de ti y observar qué estaba ocurriendo honestamente, sin engañarte.

Esto permitió la TRANSformación, es decir, trascender la forma que ya no era funcional para ti.
Qué bueno que puedas darte cuenta de todo lo experimentado pues asi generamos conciencia en nuestra existencia. Así crecemos y maduramos, haciéndonos cargo de nuestros propias actitudes limitantes.
En el momento que un vínculo no se construye desde un ganar-ganar, es decir donde ambos se beneficien y crezcan en el vínculo; dejamos de ser protagonistas de nuestra propia vida para convertirnos en actores secundarios de la vida de otro/s. Y nadie vino a este mundo a ser satélite de nadie, sino asumir su propia existencia a partir de volverse adulto y responsable de su propia vida.
Abrir los ojos a nuestro interior, descifrar nuestras reales necesidades, escucharnos a nosotros mismos; es una responsabilidad personal e intransferible. 

Comprender las consecuencias de lo que hacemos, es madurez, lucidez.

Saludos cordiales!