Contemplando pinturas medievales encontré esta obra del pintor medieval Albertus Pictor(1), “La rueda de la vida”, con el tonto y la muerte, del año 1480, en la Iglesia de Härkeberga, Suecia.
Un mensaje místico desde tiempos ancestrales del automatismo de la mente que repite patrones disfuncionales.
Mantener esta rueda mental girando y consumiendo energía momento a momento, día a día, año tras año, es el engaño del ego.
Despertar es darnos cuenta de este mecanismo repetitivo de la mente, y elegir mirar más allá de la dualidad del ego.
Un proceso de discernimiento que podemos elegir cuando ya estamos hartos de experimentar más de lo mismo.
Discernimiento= cualidad de distinguir entre lo ilusorio (ego) y lo real (Ser), lo cual nos guía a entrar en el camino de la Verdad: la unidad eterna con el Creador. Una habilidad que tenemos que practicar siempre en nuestra vida cotidiana.
Recordar nuestro verdadero Ser unido al Creador, es el desafío actual para todos.