Volvernos adultos. Despedirnos de nuestros padres
PRETENDER PERDONAR A MAMÁ O A PAPA ES UN ACTO DE SOBERBIA
A mamá y a papá no se les perdona. Se les comprende.
Porque el perdón parte desde el juicio…y a nuestros padres no se les juzga, se les toma con amor, tal y como son.
Sanar no es cambiar a mamá o papá.
Sanar es aceptarlos sin expectativas, sin reproches, sin moldes sociales.
Ningún padre fue perfecto, pero todos fueron lo que podían ser con lo que recibieron.
Muchos nos dieron más de lo que ellos mismos tuvieron.
Y si aún duele su ausencia o su manera de amar…recuerda: el regalo más grande que te dieron fue la vida.
Ya no eres un niño/a esperando atención.
Ahora eres un adulto/a que puede decidir sanar, construir, soltar.
La calidad de tus vínculos como adulto depende de esa reconciliación.
Mientras sigas culpando a tus padres por tu infelicidad, seguirás sin vivir en paz.
“A mamá y papá no se les cambia. Se les honra.”
“Comprender a tus padres es también aprender a sanar tus relaciones.”
“El día que dejas de exigirles… empiezas a sanar.”
Resignifica tu historia.
Acepta lo que fue.
Agradece lo que hubo.
Y escribe lo que viene… desde el amor.