No puedes enseñárselo todo:
Sólo puedes ayudarle a encontrarlo por sí mismo.
Galileo Galilei

Yo tenía 25 años, y hacía poco más de un año que mi segundo hijo, Ricardo, había abandonado este mundo para encontrarse con Dios.
En mi inmadurez emocional, no había podido comprender semejante dolor.
Sólo podía negarlo y reprimirlo.
Hoy, 20 años después, doy gracias a Dios porque apagó mi dolor con tu llegada.
Sabes, te confieso, yo deseaba que el hijo que esperaba fuera un varón.
Y qué alegría cuando me enteré que así era!

Y trajo alegría a la familia
Recuerdo cuando te conté esta historia familiar, y vos me preguntaste si te hubiéramos concebido si el segundo hijo no hubiera fallecido… ¡qué pregunta! en ese momento sentí la revelación de Dios que me guió, y te contesté:
-Si estás acá Gaspar, es porque Dios así lo quiso, más allá de las decisiones que tomamos las personas, Dios es el creador de la Vida.
Tu papá y yo dijimos sí a la Vida, pero es Dios quien decide que estés acá… no sé qué hubiéramos elegido si tu hermano estuviera vivo, solo sé que Dios te envió… que viniste a esta familia porque Él así lo quiso… y qué inmensa alegría nos trajiste a todos!
¡¡¡Te amo hijo!!!

Solo deseo que seas feliz
Solo deseo que seas feliz. Así como lo soy yo.
Feliz y agradecido de la vida.
Y que cumplas la misión por la cual viniste al mundo.
Aquella que Dios pensó para ti.
Que, así como lo que significa tu nombre Gaspar: administrador del tesoro, administres el tesoro que Dios creó en ti.
Parte de ese tesoro se manifiesta en tu ser.
Eres sensible, cariñoso, intuitivo, alegre, compañero, libre, sensato, simple, amigable, perceptivo, divertido, comprensivo.
Como mamá, disfruto mucho cuando veo el afecto que das a las personas a tu alrededor… cuando veo que amas la vida y sientes mucha compasión por todos los seres vivientes…
Te doy gracias por aceptar la transformación de mi vida, que tantos cambios trajo en nuestra familia…
Hoy, cuando te veo salir de casa, tan grande, sonriendo y con tu mochila en el hombro, no puedo creer que hayan pasado tan rápido los años!
Querido hijo, mi pequeño que crece, quiero que sepas que estoy a tu lado, te envuelvo en un gran abrazo y te aliento para enfrentar la vida y hacer tus sueños realidad.

Recibe mi bendición
¡Gracias por existir!
Gracias por tu alegría! También por tus chinches! Gracias por tu amor!
Eres una hermosa bendición de Dios en mi vida.
Te amo hijo. ¡Viva la Vida! Brindemos!
Mamica =)

Gracias Dios Padre por enviar a Gaspar a la vida
Gracias por concebirlo, por permitirme llevarlo en mi vientre, por su nacimiento, por su niñez, por su adolescencia, por su juventud, por su VIDA toda… Gracias Señor. Eternamente agradecida.
Por sus estudios, por su crecimiento, por el cumplimiento de su misión y deber, por su integridad, te ruego Señor.
“Padre, dejo en tus manos a Gaspar, y me inclino ante lo que TÚ haces”
Virgen María, Madre nuestra, te entrego a Gaspar para que lo lleves de tu mano hacia tu Divino Hijo Jesús.
¡Amén!

Para reflexionar
Tus hijos, de Kalil Gibran
Tus hijos no son tus hijos,
son los hijos de la vida, deseosa de sí misma.

Vienen a través de ti, pero no vienen de ti.
Y aunque están contigo no te pertenecen.

Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes albergar y cuidar sus cuerpos, pero no sus almas.

Porque sus almas habitan en la casa del mañana,
que tu no puedes visitar ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no busques hacerlos iguales a ti.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.

Ustedes son el arco en el que vuestros hijos,
como flechas vivientes, son impulsados hacia adelante.

Dejad, alegremente, que la mano del Arquero

sea para la alegría.