Damos a otros con generosidad…
Todos somos hijos, y recibimos de nuestros padres todo lo que ellos pudieron y supieron darnos.
Un “dar” al servicio de la Vida.
Y como lo que hemos recibido no se lo podemos devolver a nuestros padres, nos sentimos empujados a dar a otros.
Esta necesidad de “dar porque he tomado”es la base de la generosidad. Desde alli nos ponemos al servicio de la vida, sin esperar devolución, porque nosotros al dar estamos devolviendo lo que recibimos previamente.
Este “dar con generosidad”, es un “dar adulto”, porque respeta al otro ser y sabe que está “devolviendo” a la Vida misma lo recibido y tomado previamente.
En otras palabras, el adulto sano que ha sabido tomar lo que sus padres le dieron, compensa lo recibido dando a otros, sierviendo así, a la Vida. El adulto sano da a otros lo que sabe dar, da lo que el otro realmente necesita, da sin generar dependencia, da en la medida que el otro pueda devolver para respetar la dignidad del otro.
¿Porqué dar? Porque al dar estamos devolviendo lo que nos fue dado por nuestros padres…