El viaje de nuestra vida
¡Cuantas cosas que involucra un viaje! Elegir el destino, pensar si iremos solos o acompañados, si será más directo o con muchas escalas, cuanto nos costará, qué haremos en cada tramo y qué pasará cuando lleguemos a destino… en fin, un sinnúmero de cosas! Y entre tantas cosas, hay un factor que influye notablemente en nuestro viaje y que nos condiciona durante todo su transcurso: El Equipaje.
Si: el “bendito equipaje”… Tan necesario y tan molesto a la vez! Ese mismo, que debemos “cargar” por todos lados. Ese, que nos hace perder tanto tiempo ordenándolo, el que nos desespera cuando se pierde y el que nunca tiene lugar, para poner todo lo nuevo que adquirimos…
– ¿Quién no ha cargado con una pesada valija, un bolso, o una mochila?
– ¿Quién no se arrepintió de haber llevado algo que nunca usó?
– ¿Quién no maldijo alguna vez su equipaje… para luego seguir junto a él como si nada?
Esto se debe a la cualidad “contradictoria” de nuestro equipaje: es amplio y estrecho; es cómodo e incómodo; es necesario e innecesario; es seguro e inseguro, es útil e inútil… todo a la vez!!! Si no podemos viajar con él, pero tampoco sin él… ¿Qué podemos hacer?
– Podemos empezar por reconocer que lo cargamos.
– Podemos seguir por conocer aquello que cargamos.
– Luego elegir “qué” cargar en él y cuándo hacerlo.
– Podemos, por ende, elegir qué descargar…