Fabricamos ilusión o Creamos al servicio de la Vida
Si no hay Amor y Alegría, hay un deseo oculto de negar a Dios que podemos iluminar
Compartimos todos una misma mente, por ello, a través de nuestros hermanos podemos ayudarnos a ver aquello que necesitamos ver; aquello que está obstaculizando el amor en nuestra vida.
Por ejemplo, si vivo una experiencia de rechazo, es una oportunidad de mirar qué o a quien estoy rechazando en mi vida.
¿Qué estoy rechazando?
¿A quién estoy rechazando?
¿Es posible rechazar algo/alguien, o es una fantasía loca?
¿Puede el rechazo ser algo “real” o es una fabricación de la mente que inventa separación?
Con honestidad absoluta, cualquier sentimiento que no sea amor o alegría, es un deseo oculto de negar a Dios.
Este deseo de negar a Dios puede disfrazarse de muchas formas: rechazo a un otro, rechazo a mi mismo/a, juzgar a otro/s, criticar, negarlo, competir, excluir. En fin, de muchas formas se puede manifestar el deseo loco e inconsciente de derrocar a Dios o arrogarse un poder sobre Él, que viene del ego.
En el instante, elijo VER qué hay detrás de esto que me genera dolor; y asi estoy llevando la oscuridad a la Luz.
Esto es esencial si elegimos vivir desde la Verdad: que en nuestra experiencia podamos darnos cuenta de la ilusión que nos aleja del AMOR que somos en esencia.
¿Nuestras tareas esenciales para vivir libres y plenos?
Pues entonces nos enfocamos en aquello que aporta a la Vida, y evitamos distraernos en la ilusión y adicción de fabricar historias que nos alejan del Amor.
¿Desde dónde puedo enfocarme en crear y desarrollar?
Desde el recuerdo que nos regala la lección 59, del libro Un Curso de Milagros:
Repaso de las lecciones 41 – 45
(41) Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
¿Cómo puedo estar solo cuando Dios está siempre conmigo?
¿Cómo puedo dudar o sentirme inseguro cuando en Él mora la perfecta certeza?
¿Cómo puede haber algo que me pueda perturbar cuando Él mora en mí en paz absoluta?
¿Cómo puedo sufrir cuando el amor y la dicha me rodean por mediación Suya?
No he de abrigar ninguna ilusión con respecto a mí mismo.
Soy perfecto porque Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
(42) Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.
La visión de Cristo es Su regalo y Él me lo ha dado. Hoy me valdré de este regalo de tal forma que este día me ayude a comprender la eternidad.
(43) Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.
Puedo ver lo que Dios quiere que vea. No puedo ver nada más. Más allá de Su Voluntad sólo hay ilusiones. Son éstas las que elijo cuando pienso que puedo ver separado de Él. Son éstas las que elijo cuando trato de ver con los ojos del cuerpo. No obstante, se me ha dado la visión de Cristo para reemplazarlos. A través de esta visión es como elijo ver.
(44) Dios es la luz en la que veo.
No puedo ver en la obscuridad. Dios es la única luz. Por lo tanto, si he de ver, tiene que ser por medio de Él. He tratado de definir lo que es ver y me he equivocado. Ahora se me concede poder entender que Dios es la luz en la que veo. Le daré la bienvenida a la visión y al mundo feliz que me mostrará.
(45) Dios es la Mente con la que pienso.
No tengo pensamientos que no comparta con Dios. No tengo pensamientos aparte de los Suyos porque no tengo otra mente que la Suya. Puesto que soy parte de Su Mente mis pensamientos son Suyos, y Sus Pensamientos son míos.