Ninguna pareja ni mejor amig@ ocupa el lugar de nuestra madre.
El recuerdo de la madre, permanece. Para muchos es un desafío acompañado de dolor, rabia, tristeza.

Elegir mirar nuestra madre sin reproches y reconocer y apreciar el trabajo que ha hecho; es parte de nuestro proceso de maduración personal.

Solo cuando tenemos una relación intacta con nuestra propia madre podemos lograr una vida feliz y exitosa. Porque para cada uno de nosotros se aplica lo siguiente en relación con la madre: “Fuiste, eres y sigues siendo el mayor amor de mi vida”.

Quien no está en paz con su madre carece de la confianza básica en la vida; y las consecuencias son:

• miedo a la cercanía, al contacto y a la entrega,
• desconfianza ante situaciones y personas desconocidas,
• soledad y sensación de abandono,
• duda de sí mismo,
• tensiones,
• y dificultades en nuestros vínculos.

Una relación perturbada con la propia madre es la causa de problemas en muchos ámbitos diferentes de la vida. Incluso puede provocar problemas de salud. Sólo la reconciliación con la propia madre, gracias a la cual el amor siempre presente y a veces inconsciente por la madre vuelve a fluir libremente; conduce a la paz interior.

¿Quieres dar a su vida una nueva dirección hacia el éxito, la felicidad y el amor y sanar la relación con su madre?
Podemos elegir reconocer, sentir y vivir el amor a nuestra madre a través de las meditaciones y ejercicios que encuentras en este link:

https://despertarycrecer.com/ejercicios-liberadores/