Sin embargo, no pierde por ello el afecto ni la influencia. Al mismo tiempo facilita benévolamente la actuación, en un segundo plano, a quienes ocupan su lugar. Pues aun así está en el lugar adecuado y se halla en sintonía con lo que es beneficioso y corresponde.
Como no tiene que temer ninguna resistencia en ese lugar, puesto que él mismo no ofrece resistencia, mantiene su fuerza íntegra. Él no se agota porque, siendo modesto, afluye hacia él discreta y voluntariosamente aquella ayuda que necesita para lo que aún se le encomienda y se espera que cumpla.
¿Puede la felicidad, la alegría, la hazaña en otro lugar parecerse a la suya? Porque es modesto, tampoco puede caer. Y es amado.
Bert Hellinger, Pensamientos en el Camino.