Vive y disfruta el presente
Vivir y disfrutar el presente no es irresponsabilidad, al contrario,
porque nada recogeremos en el futuro que no hayamos sembrado hoy.
Elijo vivir intensamente cada día, proponiéndome que nada ni nadie me pre-ocupe, ni empañe mi alegría de vivir. Después de todo, despertarme ha sido un regalo, una gracia de la Vida. Y asi la tomo e intento estar a su servicio.
Cuando le preguntaron a Santa Teresita de Jesús cómo podía vivir tan alegre en medio de tantos problemas y sufrimientos, la santa respondió: “Es que yo sólo vivo un día cada día. Y no hace falta ningún heroísmo para vivir con alegría y en paz las pocas horas que tiene el día”.
Cuando le preguntaron a San Felipe Neri cómo hacía para estar siempre contento y de buen humor en medio de tantos peligros y sufrimientos, dijo: “Es que yo cargo sobre los hombros sólo el peso del momento presente”.
Los antiguos romanos eran sumamente prácticos y tenían dos lemas que repetían contínuamente: Carpe diem, que significa, aprovecha o vive el día presente y age quod agis, es decir, haz bien lo que tienes que hacer, sin distraerte en otras cosas…
Desde que nos levantamos, podemos elegir vivir el día con alegría y plenitud, de ser un regalo para todos los que van a encontrarse en nuestro camino, brindando una cara feliz, una sonrisa, una palabra de aliento, un saludo cariñoso, y también, si fuera necesario, un límite respetuoso.
Un conocido proverbio inglés dice sabiamente:
“El objetivo de la vida es ser feliz.
El lugar para ser feliz es donde usted se encuentre
y el momento para ser feliz es ahora”
Vivamos el presente en toda tu intensidad, pues es lo único real que tenemos.
Recordemos el poema de Borges, Instantes:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto,
me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido;
de hecho, tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas,
nadaría más ríos.
Iría a más lugares a donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas
que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría;
pero, si pudiera volver atrás,
trataría de tener sólo buenos momentos.
Por si no lo saben,
de eso está hecha la vida,
sólo de momentos,
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos
que nunca iban a ninguna parte
sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaidas.
Si pudiera volver a vivir,
comenzaría a andar descalzo a principio de la primavera
y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños.
Si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero, ya ven, tengo 85 años
y sé que estoy muriendo.
“Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Mt 16,16-17
ja! aprovecha si te resuena el tema xq es la Vida que te envia mensajes para el Camino!!! cariños!!
Esto me sigue pegando…. ja ja, cambiá te tema asi no me siento tan aludida… jaja
Ahora va en serio, gracias!!!
Clarisa